lunes, 2 de octubre de 2017

OPERACIÓN CONCHA. quien tima a un timador...

Aun siendo un gran actor en cualquier faceta, Karra Elejalde sigue explotando su vena cómica tanto como puede. En Operación Concha interpreta a un productor de cine en las últimas, arruinado y sin posibilidades de sacar adelante su último proyecto decide, en confabulación con su asociado y su único director en plantilla, elaborar una estafa para sacarle unos cuantos millones a una ricachona mejicana como adelanto de una película que nunca se iba a realizar. La estafa consiste en fingir que han contratado a la estrella del momento, un cubano de facciones casi idénticas al camarero onubense de un puticlub de San Sebastián.
Puede que, junto a la hermosamente retratada ciudad vasca (con la playa de La Concha como máximo exponente), Jordi Mollà sea lo mejor del film. Acostumbrados últimamente a verlo relegado a papeles de villano en películas americanas, aquí se luce en un doble papel (aunque hilando fino podría ser casi cuádruple), resultando realmente convincente y divertido.
Operación Concha se engloba en ese subgénero tan americano que es el cine dentro del cine y que no es muy habitual por aquí (con la “maldita” La reina de España como excepción), mezclado además con las comedias de timadores al estilo El golpe. Todo con un humor muy español y muy loco que funciona bastante bien. Ayuda mucho que los actores estén todos a la altura, exceptuando quizá al actor que hace de villano, que realmente no resulta nada creíble.
Unax Ugalde, Ramón Agirre (que ofrece el toque más serio a la trama) y Bárbara Goenága y Alosian Vivancos (que interpretan a la maquilladora y al guionista de la supuesta película) completan, junto a Elejalde y Mollà un brillante grupo de trúhanes que, con sus interpretaciones, consiguen meterse al público en el bolsillo.
Bien es cierto que algunos de los giros resultan algo previsibles, pero no suficientes como para deslucir el relato en general, que resulta refrescantemente divertido y muy auto paródico y que tiene en la secuencia que transcurre en el Kursaal durante la ceremonia del Festival de San Sebastián con las secuencias de las diversas películas interpretadas por el actor al que da vida Mollà.
En resumen, un buen divertimento, con momentos tronchantes, algo previsible y con hermosos paisajes. Tampoco hay que pedir mucho más, ¿no?

Valoración: Seis sobre diez.

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