sábado, 2 de septiembre de 2017

EMOJI, tan estúpida que hasta tiene gracia

Podría ser que algún lector habitual se escandalice de ver que puntúo igual una película tan banal como Emoji (el hecho de hacer un film basado en los emoticonos del móvil ya lo dice todo) que la gran apuesta del cine español de animación que supone Tadeo Jones 2: el secreto del Rey Midas. Y puede que incluso tenga motivos para hacerlo. El crítico (u opinador, elijan ustedes) no puede ser nunca objetivo del todo, y ya he comentado en otras ocasiones como los prejuicios que a priori se puedan tener sobre una película puede terminar por jugar a favor de la misma.
Efectivamente, no daba un duro para esta mamarrachada que es Emoji, una idea tan absurda en su planteamiento como las pretensiones de hacer una película basada en el Tetris o en el Monopoly. Sin embargo, una vez se apagan las luces de la sala, me encontré con una propuesta desenfadada y divertida, una locura visual bastante simpática a la que solo pude encontrar dos puntos negativos. Dos puntos importantes, no obstante.
Por un lado, la película a la que quiere parecerse. No me cabe la menor duda que los creadores de Emoji habían visto varias veces Del Revés (Inside out) para inspirarse y los submundos que hay en el interior de un móvil en forma de aplicaciones recuerda muchos a los recovecos del cerebro de un niño como se veía allí. Y quizá la peluca azul de la protagonista femenina sea una confesión involuntaria de ello. Y claro, si os ponemos a comparar esta comedieta con esa obra casi maestra… Pues ahí sí que no hay color.
La segunda pega está en el tono excesivamente infantil de la misma. Volviendo a compararla con Del Revés, podrían haber apostado por el despiporre visual colorista que entusiasmaría a los niños y dar un poco más de contexto a la trama y los diálogos para contentar a los mayores. Al fin y al cabo, ningún niño en su sano juicio se enteró de qué iba Del Revés, ni falta que les hacía. ¿Más contexto y mejores diálogos a una película protagonizada por emoticonos, os preguntaréis? Pues sí, porque por momentos la película parece querer reflexionar sobre la alienación de los jóvenes (y no tan jóvenes) de hoy en día por culpa de sus móviles y los peligros de Internet, pero enseguida se desvinculan de la idea no vaya a ser que asusten a alguien. Que se haga un chiste sobre lo que un adolescente pueda querer ocultar a sus padres y que la respuesta sea música rock y piratas es como muy tontorrón, y que tras los chistes más nerds, como el de los trols de Internet, haya que explicarlos por si alguien no lo ha pillado, pies desvirtúa la cosa.
Pero, aun así, la película es una aventura que se deja ver, entretenida y con algún golpe de ingenio que funciona. Nada original en cuanto a concepción de personajes y situaciones y que desaprovecha a algunos emoticonos que podrían haber dado más juego, pero suficientemente loca como para merecer ser salvada de la quema.

Valoración: cinco sobre diez.

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