viernes, 4 de agosto de 2017

SU MEJOR HISTORIA, la versión cinéfila de Dunkerque.

Por algún motivo que no alcanzo a comprender, la II Guerra Mundial vuelve a estar de moda. No es que nunca haya dejado de estarlo por completo, pero sí parecía que había épocas en las que Vietnam, Afganistán, la carrera espacial… predominaban en las carteleras. Ahora, por más que se insista con las películas de Superhéroes, creo que hay una verdadera burbuja de cine bélico sobre esa maldita guerra. Su mejor historia es un buen ejemplo de ello, una película de corte casi independiente, con una distribución limitada a manos de Contracorriente films y que en el pase al que asistí venía precedida por dos tráilers sobre… la II Guerra Mundial.
Además, para ser más caprichosos, dos películas están coincidiendo en cartelera sobre el mismo episodio bélico: Dunkerque. Por cierto, de las dos, esta es la buena.
He escuchado de todo alrededor de esta película, desde que era un pastel demasiado simplista con una estructura dramática de manual hasta que es casi una obra maestra. Creo que la diferencia de criterio estriba en saber sobre qué va realmente la película y a quien va dirigida.
Su mejor historia, pese a lo dicho anteriormente, no es una película de guerra. Es una historia de cine. Es un retrato magnifico de cómo funcionaba la industria en la Gran Bretaña bombardeada por los nazis y es, por encima de todo (y esto es lo que merece mis mayores aplausos) es un retrato del trabajo del guionista. Cierto que quizá se ensalce su papel dándole un poder que seguramente nunca ha llegado a tener (aunque lo merezca), pero soñar tampoco es malo, ¿no?
Su mejor historia cuenta como una guionista ocasional de tiras cómicas es contratada para formar equipo con dos profesionales del guion para escribir una novela sobre lo acontecido en Dunkerque. La película debe servir como inspiración a las ropas y para levantar el ánimo a un país derrotado. Y así es como, sin entrar en el campo de batalla ni conceder a Dunkerque un protagonismo desmedido en la trama, se explica mucho mejor lo que allí sucedió y el mérito de los héroes anónimos que arriesgaron sus vidas por rescatar a los soldados aliados que en ese panfleto manipulador que nos ha vendido (muy bien, por cierto) Nolan. Aquí, como en su Dunkerque, también hay unos héroes que se cimientan sobre una mentira, pero al menos tienen la sinceridad de reconocerlo, señalando que, al fin y al cabo, el cine es fantasía.
Su mejor historia también podría compararse, aunque en otros sentidos, a otra película supertaquillera en cartelera: Wonder Woman. Y aunque a nivel visual y narrativo la película dirigida por Lone Scherfig (la directora, entre otras, de An Education) este film probablemente sea inferior al de Patty Jenkins, sí le da toda una lección en cuanto a lo de la reivindicación feminista se refiere.
Gemma Artenton, que parece decidida a dejar atrás su imagen de chica Bond con apuestas más intimistas e independientes (su último trabajo estrenado fue la interesante Melanie), está brillante como la protagonista Catrin Cole, consiguiendo que su trabajo sea creíble tanto como icono femenino de mujer trabajadora, esposa atrapada en un triángulo amoroso y cronista improvisada de una guerra y sus “otros protagonistas”. Ella encarna todo el espíritu de la película y logra salir airosa del resultado, sin dejarse intimidar por la otra gran figura del reparto, un Bill Nighy tan desatado como de costumbre pero que, aunque parezca hacer siempre el mismo personaje, resulta magistral dando vida a un antiguo galán que debe aceptar que sus mejores años como actor han quedado atrás.
Puede que las escenas de los bombardeos de Londres no tengan la contundencia necesaria, y que Scherfig se muestre más interesada en el drama de los personajes que en el de la sociedad, pero eso no le impide aunar diversas historias son que se entorpezcan entre ellas, resultando siempre triunfadora la trama sobre la elaboración de una película en tiempos de guerra y sus vicisitudes, consiguiendo que pueda tener momentos de alivio cómico muy refrescantes y bastantes diálogos de esos que merecen la pena apuntarse por su rotundidad.
Su mejor historia, que no se basa en ningún rodaje real pero sí se inspira en muchos personajes de la época, no es una película perfecta, pero sí retrata a la perfección la sociedad que describe y es una delicia para todos aquellos que amamos el cine.
Y, además, supone un hermoso y merecido homenaje a los héroes de Dunkerque. Esta sí.

Valoración: Siete sobre diez. 

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