sábado, 13 de mayo de 2017

LA EXCEPCIÓN A LA REGLA, bailando alrededor de Howard Hughes

Resulta extremadamente fácil para mí valorar positivamente una película como La excepción a la regla, ya que me confieso un enamorado del Hollywood dorado y de las películas que lo representan, incluyendo a la apaleada ¡Ave,Cesar! de los hermanos Coen. No obstante, siendo objetivos, hay que reconocerle a Warren Beatty su buen trabajo en su retorno tras las cámaras, una labor en la que si bien no ha sido tan glorioso como en su faceta de actor (pese a tener un Oscar) nunca ha llegado a decepcionar.
La excepción a la regla no es un biopic al uso, ni pretende hacer un análisis profundo ni exhaustivo de la figura de Howard Hughes como sí pretendiese Martin Scorsese en la fallida El Aviador (una vez más me decanto por alabarla en contra de la opinión general, aunque sí reconozco que se trata de una de las películas más flojas de su director). La excepción a la regla no va, en el fondo, sobre el excéntrico multimillonario, aunque su personalidad era tan arrolladora que su mera presencia debe inevitablemente hacerse con el timón de la historia, hasta el punto de que podría servir esta película como complemento de la de Scorsese para llegar a conocer más en profundidad al afamado productor e ingeniero.
En realidad, ni siquiera estamos ante una historia real, aunque bien podría serlo, ya que todo lo que se cuenta alrededor de ella sí lo es. Hughes tenía en nómina a una serie de actrices con la intención de tenerlas siempre “a mano” aunque pudiera ser que nunca las llegase a necesitar para un papel de cine. Las alojaba en una lujosa mansión de Hollywood y tenía a un equipo de chóferes a su completa disposición, con la consigna específica de que estaba completamente prohibido tratar de intimar con cualquiera de ellas. Así que es posible que los Frank y Marla de los que habla la película no existiesen realmente, pero también es más que probable que hubiese alguien muy parecido a Frank y Marla a las órdenes de Howard Hughes.
Beatty se basa pues en una ficticia historia de amistad y tensión sexual no resuelta para elaborar un retrato de una época y un personaje que, pese a permanecer mayoritariamente entre sombras, es la poderosa presencia que incide en todo lo que lo rodea.
La excepción a la regla es casi como un cuento, y como todo buen cuento presenta una cara quizá más amable y menos enfermiza de la figura de Hughes, siendo el clímax de la película (y también la escena con la que arranca) un momento crucial para determinar su cordura. En este sentido quizá Scorsese fuese menos indulgente con el magnate, y es por ello que Beatty se ha servido de la historia entre la aspirante a actriz y el chófer para mantener a Hughes como el titiritero que actúa desde la distancia y que sin ser protagonista directo de la trama es quien más incide en ella.
Para ello la película cuenta con un reparto muy bien seleccionado, donde destacan Alden Ehrenreich (que curiosamente ya protagonizó la mencionada ¡Ave, César! y Lili Collins, es decir, el nuevo Han Solo y una de las últimas Blancanieves. Cuenta además la película con un gran trabajo de un recuperado Matthew Broderick (después de un tiempo alejado de los grandes títulos lo hemos visto recientemente en un breve papel en Manchester frente al mar) y con participaciones en roles algo más secundarios de Martin Sheen, Annette Bening y Haley Bennett, aunque si nos ponemos a mirar con lupa podemos identificar (en algunos casos en apariciones increíblemente breves) a Ed Harris, Alec Baldwin, Paul Sorvino, Candice Bergen, Taissa Farmiga, Oliver Platt o Steve Coogan, entre otros. Además de al propio Warren Beatty, por supuesto, que sin importarle la diferencia de edad que tiene con el personaje real, encarna con eficacia al arrebatador pero maltrecho Hughes.
Filmada con elegancia y sencillez, La excepción a la regla es una bonita historia de amor, un retrato social y un canto a ese Hollywood al que nunca nos cansaremos de ver representado en las pantallas, No es, posiblemente, una película perfecta ni de grandes pretensiones, pero sí un producto sumamente agradable que se disfruta de principio a fin y, pese a superar las dos horas de metraje, deja incluso con ganas de más.

Valoración: Siete sobre diez.

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