sábado, 1 de octubre de 2016

CDS: LAS ÚLTIMAS SUPERVIVIENTES: al otro lado de la pantalla

Teniendo en cuenta que ya cuento las horas para que comience el próximo festival de Sitges (y del que este año también habrá un amplio repaso, no lo dudéis), me parecía un buen momento para recuperar una de las películas que se me escaparon en la edición del año pasado, precisamente la que se llevó los premios de mejor película, mejor guion y el premio especial del jurado.
En 1985 Woody Allen imagino un drama romántico donde un personaje de película atravesaba la pantalla de cine para aparecer en la vida real en la magnífica La rosa púrpura de El Cairo. John McTiernan repetiría la jugada en 1993 haciendo que un niño de la vida real se colase en una película y trajese de vuelta a su protagonista, un Schwarzenegger en estado de gracia en la genial e infravalorada El último gran héroe, esta vez combinando acción y comedia. Y esa misma premisa es la que ha seguido ahora Todd Strauss-Schulson para Las últimas supervivientes, en las que se juega (en un ejercicio similar al que hiciese Wes Craven en Scream o Joss Whedon y Drew Goddard en La Cabaña en el bosque) con los tópicos del cine de terror y les da la vuelta para burlarse de él hasta las últimas consecuencias.
En Las últimas supervivientes, Max (Taisa Farmiga) acude con unos amigos a un cine donde reponen una casposa película de serie B de los años ochenta protagonizada por su madre (Malin Akerman), recientemente fallecida. Allí, un incidente provoca que los jóvenes acaben atrapados dentro de la propia película y deban interactuar con los protagonistas para evitar ser asesinados por el enmascarado de turno.
La últimas supervivientes es una película pequeña y de poco presupuesto, pero eso no lastra la imaginación de un director para retorcer las bases del cine de género slasher, dándole una inteligente vuelta de tuerca que resulta muy divertida. Pero además, jugando bien las bazas de la madre y la hija, Strauss-Schulson logra también algunos momentos de verdadera emotividad consiguiendo unos toques de drama que para nada dificultan el ritmo narrativo (nunca ver a una rubia de ojos azules bailando en sujetador había sido tan dolorosamente triste).
Las últimas supervivientes rinde culto, a la vez que parodia, el género del terror, pero es también un homenaje a ese cine ochentero, a su música y a su ingenuidad (con muchos chistes propios de las películas de viajes temporales) que evocan irremediablemente a la aclamada serie de moda Stranger things, incluyendo su melodía electrónica y sus planos fotocopiados.
Una buena película para cualquier aficionado al cine, pero sobretodo una gran película para el aficionado al cine de terror.  Y con una Taisa Farmiga sublime.

Valoración: Siete sobre diez.

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