domingo, 11 de septiembre de 2016

JUEGO DE ARMAS: fallida imitación de Scorsese

Hay que reconocerle a Todd Phillips el mérito de que, tras haber triunfado con la saga de Resacón en Las Vegas, no ha querido acomodarse en el terreno de las comedias alocadas y ha apostado por un cambio de registro algo radical. Lo suficiente, al menos, para centrarse en una historia basada en hechos reales, por absurda que pueda parecer. Sin embargo, lo que mejor puede definir a una película como Juego de armas es la expresión: película fallida.
La pretensión de realizar una sátira basada en la historia real de dos veinteañeros que logran firmar un acuerdo millonario con el gobierno de los Estados Unidos para la venta de armas naufraga al pretender Phillips abarcar demasiados géneros sin que la trama tenga el valor que se le supone. La historia, al final, no da para mucho más que como divertida anécdota de bar y ahí donde los hechos no llegan tampoco la dirección de Phillips es suficientemente notable como para compensar las carencias. En el fondo, esto debería ser un cuento muy negro sobre como en una época donde se podía hacer casi cualquier cosa mediante el dinero en la que unos jóvenes puedan crear un imperio de la nada y derrumbarse luego con ellos dentro, con la edificante conclusión moratoria final. Pero ni el imperio fue tal, ni hay un humor que funcione a cambio y ni siquiera la moraleja final llega a tener un verdadero valor.
Ya desde el tráiler se puede intuir algunos de los referentes de Phillips a la hora de abordar la historia, que van desde El lobo de Wall Street de Scorsese al Dolor y dinero de Michael Bay, dos estupendas películas sobre jóvenes emprendedores y hasta donde pueden llegar antes de caer al abismo. Pero ni Phillips tiene el talento de sus colegas Scorsese y Bay a la hora de dar dinamismo a la historia ni sus actores cumplen con la eficacia mínima para dar empaque a la historia. Miles Teller no se entera de que va la película, Ana de Armas es solo una cara mona sin un ápice de personalidad visible y solo Jonah Hill (quizá por haber estado ya en El lobo de Wall Street) parece saber de verdad cual es el trasfondo de la historia y se hace con las riendas de un personaje que el guion no sabe desarrollar.
Juego de armas tiene algunos aciertos, pero son muchos más los fallos que la convierten no en una mala película, sino más bien en una película anodina, en una historia simplona y sin personalidad a la que le falta acción, le falta humor y. sobre todo, le falta saber qué rumbo pretende tomar.
Las intenciones de Phillips son buenas, y espero que esta película no le obligue a regresar al terreno seguro pero limitado de las películas al estilo Resacón, pero lo cierto es que en ocasiones, como es este caso, el intentarlo no basta.

Valoración: Cuatro sobre diez.

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