domingo, 10 de julio de 2016

MONEY MONSTER: desesperación en primer time.

Tras cinco años alejada de la silla de directora, desde la curiosa El Castor, y tampoco mucho más activa como actriz (solo su aparición en Elysium), Jodie Foster vuelve al primer plano de la actualidad con Money Monster, un intenso thriller con tintes de denuncia que tiene la crisis económica como telón de fondo y a dos estrellas como George Clooney y Julia Roberts de gran reclamo.
Clooney es Lee Gates, un gurú de la economía que aconseja inversiones en bolsa desde un programa de televisión que dirige Patty Fenn, el personaje de Roberts. Se trata de un programa de esos llenos de sirenas estridentes, efectos visuales y todo el show necesario para adornar las payasadas de Gates y trivializar la situación económica, aunque se acaba de producir un descalabro en una de las “apuestas seguras” del programa. Todo rutinario hasta que entra en escena, en riguroso directo, Kyle Budwell, un joven que ha perdido todo su dinero invirtiendo en dicha empresa y que, pistola en mano, amenaza a Gates, a quien culpa de su ruina.
A partir de aquí comienza un juego de poder en el que, para salvar su vida, el propio Gates deberá descubrir, desde el propio plató, qué se esconde tras el crac financiero, producido, aparentemente, por un error informático.
Puede entenderse esta película de dos maneras: como un simple entretenimiento con intriga y alguna sorpresa oculta o como una película de denuncia tanto contra la frivolidad televisiva como contra las grandes corporaciones que anteponen el ansia de ganar dinero por encima de todo. Es evidente que Foster apuesta por esta segunda opción, y aunque consigue su objetivo en pequeñas pinceladas la sensación global es que no consigue implicar al espectador lo suficiente como para salir de la sala indignado contra nada ni contra nadie. No es, al fin, una película crítica que invite a la reflexión y he ahí el fracaso de la misma.
Ahora bien, amparándose a un buen ritmo narrativo, a dos estrellas de Hollywood que ya habían demostrado con anterioridad su gran química en pantalla, a la presencia emergente de Jack O’Connell y a una historia que no por previsible deja de ser entretenida en todo momento, Money Monster es un estupendo entretenimiento, un thriller de altura al que si despojamos toda pretensión didáctica y la tomamos como simple espectáculo cinematográfico raya a gran nivel, siendo sumamente recomendable.
En el apartado interpretativo el nivel de las estrellas cumple con lo esperado, aunque quizá sea la Roberts quien tiene un personaje más plano. Clooney está magnífico, como siempre, evolucionando ligeramente desde el presentador altivo y algo cínico del inicio (volviendo a demostrar que pocos galanes son capaces de reírse de sí mismos como él) hasta el hombre comprometido y defensor de la verdad en el que deriva. Habría sido interesante ver cómo hubiese avanzado la historia si se hubiera mantenido su personalidad ácida y egoísta, pero eso ya es  buscar un camino diferente al que ha querido recorrer Foster. O'Connell, quien ya fuese lo mejor del Invencible de Angelina Jolie, está magnífico como hombre atribulado y superado por sus propios errores, optando por el camino fácil de culpar a los demás de sus desgracias (y no sin cierta razón, desde luego).
Entretenidísima película donde el secreto para disfrutarla está entre saber distinguir entre lo que vemos o lo que querríamos ver. Hablando de fútbol, se suele decir que todo español tiene un seleccionador dentro. Evidentemente, todo espectador tiene también un guionista dentro. Pero, por una vez, dejémonos llevar por los que cobran por ello, ¿no?

Valoración: Siete sobre diez.

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