sábado, 2 de julio de 2016

MALDITOS VECINOS 2: más de lo mismo

Malditos vecinos 2 es una nueva cafrada de Seth Rogen como autor, aunque esta vez hasta seis guionistas más lo acompañan en los créditos, y donde Nicholas Stoller repite en la silla del director. Estamos ante otra de esas películas de chistes escatológicos sobre pedos, erecciones y porros que, por alguna razón, funciona notablemente bien.
Alguien dijo alguna vez que para hacer una buena secuela hay que contar otra vez lo mismo pero de manera diferente, y esta es la máxima que parecen haber seguido los creadores de Malditos vecinos 2. Demasiado al pie de la letra, quizá. Mac y Kelly siguen siendo un matrimonio de clase media obligados a madurar por las imposiciones de la paternidad a los que su vida se verá, de nuevo, alterada por los vecinos universitarios, que convertirán la casa de al lado en lugar habitual de fiestas de fraternidad con el alboroto que ello conlleva. La novedad está en que el antiguo enemigo interpretado por Zac Efron es ahora un valioso aliado y los alborotadores son esta vez chicas, lideradas por Chloë Grace Moretz. Un interesante giro argumental que añade a la típica confrontación generacional (por supuesto, el complejo de Peter Pan continua presente) una guerra de sexos que, por desgracia, termina volviéndose descafeinada cuando las cafradas a las que me refería al principio resultan ser más o menos las mismas ahora que cuando los cafres eran chicos, por más que ellas pretendan reivindicar lo contrario.
Más allá de esto, pues más de lo mismo. Recurriendo a todos los tópicos de las fiestas universitarias (¿es que en Estados Unidos nadie estudia nunca?), de la inmadurez y de la búsqueda de uno mismo (ese papel le corresponde ahora a Efron, rota su amistad con el personaje de Dave Franco) Malditos Vecinos 2, pese a su final con moralina y mensaje nada oculto, es una sucesión de bromas más o menos acertadas que no aspira a nada más que a hacer reír. Y en medio de una cartelera tan mediocre como la que hay ahora mismo, al menos es una loable propuesta.
Risas, soeces en ocasiones y algo simplonas, pero risas al fin y al cabo.

Valoración: Seis sobre diez.

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