sábado, 2 de julio de 2016

BUSCANDO A DORY: Volviendo al buen camino

Buscando a Nemo es una de esas pequeñas joyas paridas por la factoría Pixar (actualmente propiedad de su eterna asociada Disney) en la que cobraba especial importancia un pececillo azul de espantosa memoria llamado Dory que robaba las mejores escenas a los protagonistas. 
Si bien es cierto que apenas se sabía nada del pasado de este personaje, la necesidad de una película explicando su historia se me antojaba algo mercantilista, más si tenemos en cuenta la baja calidad de (casi) todas las secuelas producidas por Pixar hasta la fecha.
Afortunadamente, el regreso a la silla de director (y coguionista) de Andrew Stanton me daba ligeras esperanzas de que esta secuela estuviese muy por encima de títulos como Cars 2 o Monstruos University. Y si bien Buscandoa Dory no llega a superar a Buscando a Nemo sí es una secuela/spin off más que digna, un espectáculo divertido y con las dosis justas de emoción y drama propias de Pixar.
No estamos ante una historia sesuda y de gran profundidad, lejos de la inteligente sensibilidad de Wall.E o Up (al menos en su primer tercio de película), sino de un simple divertimento infantil que busca más la acción y el humor que su predecesora. Con una inventiva visual que, una vez más, ralla la perfección, Buscando a Dory ningunea en muchos momentos a personajes conocidos como Merlin y Nemo para crearse su propia leyenda, con bichejos tan acertados como el pulpo Hank, la tiburón ballena Destiny, el ballena beluga Bailey o los divertidos (y algo desaprovechados) Rudd er y Fluke, dos leones marinos.
Stanton amplia aquí el universo de Dory y Nemo llevando a los personajes hasta un parque acuático donde aprovecha para introducir un leve mensaje ecologista y dotando al film de impagables escenas de acción bastante adrenalíticas, incluyendo rescates in extremis, persecuciones y demás. No llega a ser una película de acción como la maravillosa Zootrópolis (posiblemente la mejor película de animación del año), pero va en esa línea.
Consciente de que era difícil alcanzar la magia de Nemo, y rehuyendo incidir en el drama de la misma, Buscando a Dory es un nuevo deleite visual, una comedia efectiva y una interesante propuesta para niños (y no tan niños), cuyas expectativas, a priori, podrían no ser demasiado elevadas pero que termina por superarlas con creces.

Valoración: Siete sobre diez.

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