domingo, 10 de abril de 2016

KIKI, EL AMOR SE HACE: Todo lo que usted siempre quiso saber sobre sexo...

Confieso que entré en la sala a ver Kiki, el amorse hace con ciertos reparos, sin saber exactamente con qué me iba a encontrar. Todavía no creo que Paco León haya demostrado ser un gran director con sus dos “experimentos” en homenaje a su madre  Carmina, por lo que verlo enfrentándose a una película “de verdad” se planteaba como un gran desafío, y más con una base argumental tan peliaguda como pretender hacer una comedia sobre sexo que, sobre el papel, podría ser más apropiada para alguien como Almodóvar que para un novato como León.
Sin embargo, una vez vista la película, Kiki, el amor se hace se ha convertido en un verdadero descubrimiento. Con un protagonismo coral repartido en diversas historias que más que entrecruzarse se rozan a duras penas, un elenco de actores muy interesante y las filias sexuales más extrañas que pueden existir (y existen, esa es la gracia), la película es una sucesión de gags desternillantes, capaces de arrancar la carcajada como pocas veces he presenciado en el cine en mucho tiempo, capaz de reflejar las relaciones sexuales con tanta naturalidad como buen gusto (aunque hay que reconocer que en los momentos más poéticos visualmente hablando abusa un poco del tópico con muy poca sutilidad).
Naturalmente, pasa lo que pasa siempre con las historias corales, que siempre hay alguna historia que funciona mejor que la otra y cada espectador tendrá su preferida mientras que le puede sobrar alguna otra, aunque personalmente considero que la media está muy bien equilibrada y que ninguna llega a desentonar con respecto a otra.
La dacrifilia (excitación mediante las lágrimas), elifilia (atracción sexual por ciertos tejidos), somnofilia (desear sexo con alguien dormido), harpaxofilia (excitación sexual en momentos de violencia, como un atraco), triolismo (el gusto por el sexo en grupo) son las cinco filias que abordan las cinco parejas protagonistas. Inspirada en la película australiana The Little death, de Josh Lawson, Fernando Pérez y el propio Paco León han configurado un guion casi perfecto, que eludiendo la vulgaridad y midiendo muy bien los escasos aunque necesarios desnudos del film se atreven a hurgar con humor en temas peliagudos (y no me refiero solo a los sexuales), sin pasarse en ningún momento de la raya ni resultar ofensivos pese al humor negro (muy negro) que riega constantemente la película.
El reparto está espléndido, algo habitual en Natalia de Molina, Belén Cuesta, Candela Peña o Alexandra Jiménez, pero con grandes trabajos también de Luis Callejo, Álex García, David Mora, Luis Bermejo, Ana Katz, Mari Paz Sayago, Maite Sandoval o, por supuesto, Paco León.
Mantiene León el tono naturalista que destacaba en las dos entregas de Carmina, incrementado por el detalle de que la mayoría de los personajes comparten nombre de pila con sus intérpretes, pero definitivamente el sevillano se corona como un gran director y compone una película brillante, divertidísima e imprescindible para aprender a acometer riesgos y salir triunfante de ellos. Y es que, como el mismo director dijo en la presentación, no hay que tener miedo de hablar de sexo. Al fin y al cabo, todos venimos de un kiki, ¿no?

Valoración: Ocho sobre diez.

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