lunes, 25 de abril de 2016

BIENVENIDOS A GRECIA: Insípido humor germano

Por algún motivo, todo el mundo ha querido emparejar esta película (incluso la distribuidora con su ridículamente evocador título) con Bienvenidos al norte, aquella exitosa comedia francesa de 2008 sobre los tópicos que diferenciaban a las gentes del norte y del sur del país galo que sí tuvo un remake italiano llamado Bienvenidos al sur en 2010 y a la que también podemos asociar nuestros Ocho apellidos vascos.
Bienvenidos a Grecia, sin embargo, nada tiene que ver con estas películas. De producción alemana, la historia se asemeja más a La gran seducción, aquella película tan simpática en el que los habitantes de un pueblecito pesquero de Canadá liderados por Brendan Gleeson debían engatusar a un médico de ciudad (Taylor Kitsch) para que se quedara unos días en el pueblo, orquestando mil y una (y que también era un remake de una película francesa, por cierto). Con similar argumento, en Bienvenidos a Grecia son los habitantes de una pequeña isla griega quienes deben liar al enviado de un banco alemán para que crea que la isla es más de lo que parece y mantengan el aval para un proyecto turístico.
Cierto es que se remarcan los tópicos sobre las diferencias sociales, pero aquí la cosa va más sobre el engaño y la final (y evidente) seducción por parte del pintoresco lugar que por el enfrentamiento cultural. De hecho, casi no hay tal enfrentamiento, pues los griegos quedan retratados como imbéciles irreparables y el alemán, por más que quieran pintarlo como cuadriculado y rígido, actúa como pienso que actuaría cualquier ser sensato en su situación.
Siendo todo muy previsible hasta las últimas consecuencias, no tiene Bienvenidos a Grecia ni la chispa ni el buen humor de La gran seducción, igual que el director no logra plasmar la belleza (que sin duda sí tiene) de una isla que parece más árida y tosca que otra cosa.
Con unas interpretaciones muy pobres y un humor tan tonto como escaso, Bienvenidos a Grecia es un despropósito de principio a fin, que solo conseguirá provocar las sonrisas del público más conformista.

Valoración: Tres sobre diez.

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