jueves, 7 de abril de 2016

Análisis: ¿PORQUÉ HA DECEPCIONADO BATMAN V. SUPERMAN?

Ha pasado apenas una semana desde el estreno de Batman v Superman: El amanecer de la Justicia y las redes sociales están que arden con la polémica sobre su calidad. 
Es habitual en estos casos que haya gente a la que les guste y gente que la odie (ya sucedió con El hombre de Acero e incluso con Star Wars: El despertar de la Fuerza), pero en este caso la controversia parece más sangrante todavía, puede que debido al gran fandom que hay tras ella, a la eterna rivalidad entre CD y Marvel o a la proximidad del estreno de una película con una base argumental relativamente similar como es Capitán América: Civil War.
Sea como sea, me cuesta entender el odio absoluto tanto como la devoción total, estando yo en un punto intermedio en cuanto a la aceptación de esta película. Tanto es así que tras haberla visto por segunda vez (pensaba que con el tiempo y el segundo visionado en cine le bajaría mi nota inicial, pero la voy a mantener) continúo pensando que merece un aprobado (está un puntito por encima de El hombre de Acero, pese a que cada vez que me paro a pensar un poquito en su guion me da un bajón terrible) aunque comparto la sensación de muchos seguidores de que es un film decepcionante. Y es que pese a todo, tiene en su factura y sus intérpretes unas posibilidades que podrían haberla convertido en algo grande, en la verdadera piedra de toque del Universo cinematográfico de DC que, sin embargo, termina con un tufillo de fiasco que invita a esperar muy poco de esa Liga de la Justicia que está por llegar.
Como considero que dos semanas es tiempo suficiente como para que los fans más radicales la hayan visto ya, voy a intentar explicar desde mi humilde punto de vista todo lo que ha hecho mal Snyder y sus colaboradores que han perjudicado a la película. Esto va a ser, por supuesto, un análisis cargado de spoilers, así que quien no la haya visto aún pero piense hacerlo que se abstenga de leer estas líneas. O no, porque el único spoiler grande de verdad se descubre con saber en qué comics sean basado para escribir el guion, así que…
Vamos allá:
El director. Zack Snyder es el gran perdedor de esta película y el que debería estar en tela de juicio de cara a su participación en las dos partes de las que se va a componer La liga de la Justicia. Admiro a este realizador desde su El amanecer de los muertos y creo que hizo un trabajo impecable con 300 y Watchmen, pero en esta saga, no sé si influenciado por la producción de Christopher Nolan, pretende hacer un trabajo tan oscuro que emborrona su propia dirección. Hay escenas, como la de la persecución en el puerto, exageradamente confusas y mal filmadas, hasta el punto que ni se destaca el batmovil ni se disfruta de la supuesta espectacularidad de la escena. Y eso por no hablar ya del enfrentamiento final contra Doomsday, donde la sobrecarga de explosiones y rayitos anaranjados lo invaden todo. Tampoco las escenas de vuelo de Superman lucen como deben y solo se puede disfrutar de su trabajo en los momentos más introspectivas, como las conversaciones entre Clark y Bruce o los enfrentamientos entre Lex Luthor y la senadora Finch. Además, ese anhelo por la oscuridad, que hace que el uniforme de Superman parezca casi más negro que azul, así como la amargura que le confieren al personaje, hace que la metáfora del enfrentamiento entre la luz y la oscuridad quede en nada. ¿No es, al final, Superman tan oscuro como el propio Batman? Y esto nos lleva a…
El guion. Sin duda lo peor de la película. Y que un film que pretende ser tan serio y trascendental tenga una historia tan floja y con tantas lagunas es casi ofensivo. Fui el primero en quejarme del casi inexistente guion de Mad Max: Fury road, pero es evidente que aquella película fue concebida como un gran espectáculo, una descarga de adrenalina luminosa y visualmente impactante, pero no es de eso de lo que va este Batman. No me cansaré de insistir en lo mal guionista que me parece este David S. Goyer, que parece haberse convertido en una especie de gurú del cine de superhéroes. Suyas son cosas como Blade Trinity, Jumper, Ghost Rider: Espíritu de Venganza, la serie Constantine o El hombre de acero. Y aún siguen contratando al colega… Y da la sensación de que la entrada de Chris Terrio (guionista con un solo trabajo en su haber, la por otra parte excepcional Argo) sólo ha servido para fortalecer la presencia en pantalla de Batman y su amigo Ben Affleck. Se suponía que esto iba a ser la secuela de El hombre de acero, pero luego es el murciélago quien destaca más en pantalla, aunque tampoco de forma clara. Al fin y al cabo el motor de la historia es el juicio popular contra Superman y el clímax lo compone su (aparente) muerte. Entonces, ¿en qué quedamos? Por medio, un montón de subtramas mal desarrolladas, miles de deus ex machina con los que hay que tragar, personajes sin motivaciones claras y la sensación de que esto es más un tráiler de dos horas y media (y ciento veinte millones) de La liga de la Justicia que una película con entidad propia. Y es que parece que la sombra de Marvel condiciona demasiado a las producciones Warner.
La historia. Comienza la cosa con la muerte (otra vez) de los padres de Bruce Wayne. Esto nos indica ya quien es el protagonista de la película. Incluso el prólogo, titulado Metropolis conoce a Superman, que corresponde al final de El hombre de acero visto a pie de calle, está centrado en la figura del propio Wayne. Tras las críticas recibidas por la destrucción gratuita y excesiva del final de la peli de Superman, este comienzo es una demostración de que han querido enmendar los errores. Al final, veremos que no hay tal aprendizaje y se vuelve a reincidir en lo mismo, por más que se busquen la excusa de que el clímax se produce en una isla deshabitada (¿en serio nos tenemos que creer que con esas explosiones gigantescas no hay nadie cerca para ser herido?). El arranque es verdaderamente bueno, y el juicio popular contra Superman sería muy interesante si estuviese bien desarrollado. 
Da la sensación, sin embargo, que aparte del propio Batman (y no tengo muy claro porqué) y las reservas de la senadora Finch (algo incentivadas, pero no mucho, por los tejemanejes de Lex Luthor), la gente está a favor del superhéroe, al cual, por cierto, no vemos en ningún momento hacer nada heroico (ahí están las escenas de rescates, muy bonitas todas ellas, pero siempre fuera de plano; ¡si hasta añoro cosas como el rescate del avión de la mediocre Superman returns!). Solo en la subtrama del congreso se ven manifestaciones públicas en su contra, pero tras la muerte de Superman es santificado como por arte de birlibirloque. ¿Acaso no termina todo en una ola de destrucción contra una amenaza de origen kriptoniano exactamente igual que en la primera película? ¿Qué ha cambiado? ¿Es solo la hipocresía de la gente al conocer el fallecimiento y, por lo tanto, que ya no es una amenaza como tal? (Y, por cierto, ¿cómo pueden autentificar su muerte si se dice que no hay cadáver? ¿O es la tumba de Clark Kent la que está vacía? ¡Qué mal montada está esa escena final…!). Sin embargo, dejando de lado las dudosas motivaciones de los personajes (eso me lo dejo para el final), la cosa está bastante interesante mientras se mantiene el duelo entre Superman y Batman. Con Luthor urdiendo en las sombras, la confrontación resulta creíble y emocionante, pero todo se va al traste en cuanto entra en escena Doomsday y se vuelven a repetir los errores del pasado en una aburrida repetición de explosiones y destrucción visualmente nada atractiva. 
Y por si fuera poco, todos los insertos relativos a la futura Liga de la Justicia no hacen sino entorpecer la acción. Y eso me deja una duda: ¿es una peli para todos los públicos o solo para los más fieles seguidores de los comics? Porque los primeros no van a entender nada de las visiones de Batman o del flashforward de Flash y las referencias a Darkseid y los Parademonios, ni mucho menos de lo que pinta ahí Wonder Woman (o quien sea, porque su nombre no se dice en ningún momento) mientras que quien sabe de qué va esto se han tragado el spoiler de la muerte de Superman (por más que el propio Snyder pidiera que nadie revelara nada) al ver a Doomsday en el tráiler, ya que todo indicaba que las inspiraciones de la película estaban en El regreso del Caballero Oscuro y La muerte de Superman. Más claro, agua, ¿no?
Los actores. De lo mejor de la película. Henry Cavill me convence, y mucho, como Superman. Reconozco que no lo tenía muy visto antes de El hombre de acero, pero me parece un digno sucesor de Christopher Reeve. Que su Superman sea un amargado no es culpa suya, sino del guion. Bastante hace él con componer un personaje con una personalidad tan plana. Lo mismo sucede con Ben Affleck. Creo que es el mejor Batman que ha habido hasta ahora, y eso que yo soy muy fan de la encarnación de Michael Keaton. Y también Gal Gadot consigue aportar lo que se espera de ella: mona y delicada en su versión de Diana Prince y brutal y firme como Wonder Woman. 
En cuanto a los secundarios, Jeremy Irons es un  gran heredero de Michael Caine, y consigue que Alfred sea, de nuevo, el personaje más interesando de la película, haciendo que uno desee verlo más en pantalla. 
Jesse Eisenberg hace una interpretación impresionante, pese a que su Luthor sea totalmente diferente a lo que cabría esperar. Es odioso e insoportable, pero eso es lo que le pedía el papel. Poco que decir del resto. Amy Adams no logra aportar nada como Lois Lane y Laurence Fishburne, Diana Lane o Holly Hunter simplemente pasaban por ahí.
Los personajes. Esto ya es otro tema y de nuevo detalles sangrantes que explican las críticas a la película. Ya se ha comentado: Superman es demasiado oscuro. No encarna todo lo bueno y esperanzador que hay en el mundo, como se le supone. 
El problema con él es que Snyder ha querido hacer una evolución de personaje pausada y mezclarlo con acontecimientos precipitados, otra vez por culpa de querer competir con Disney/Marvel y hacer en dos películas lo que la competencia ha hecho en trece. El hombre de acero nos presentaba a un Superman tratando de adaptarse a sus poderes y creencias y ahora lo tenemos con una experiencia de apenas dieciocho meses, todavía confuso y en periodo de aprendizaje (de hecho, en la peli le dan de tortas por todas partes y todo el mundo lo manipula como quiere; ¡si hasta Lois Lane le oculta cosas!). Y esto está bien, pero le quita impacto emocional a su muerte. No muere el héroe de toda la vida que ha salvado el mundo incontables ocasiones, sino un recién llegado, un “novato”. Y más si al lado tiene a un Batman que lleva veinte años luchando contra el crimen. 
Y hablando del murciélago: su caso es totalmente opuesto. Tiene la leyenda ya cuajada, pero es desconocido para el público. Desconocido porque así lo han querido. Sigo sin entender por qué no han querido mantener en continuidad el Batman de Nolan. 
Al fin y al cabo son el mismo Batman. En la tercera entrega el personaje encarnado por Bale ya empezaba a dar síntomas de cansancio y amargura. Bastaba con incluir alguna frase en la película explicando que algo le obligó a volver a Gotham impidiéndole ser feliz alejado de su trabajo como justiciero y esto terminó por volverle más violento, psicótico y paranoico que nunca (una buena opción habría sido la muerte de Robin; al fin y al cabo El Caballero Oscuro: la leyenda renace finaliza con el personaje encarnado por Joseph Gordon-Levitt insinuando que va a continuar con el legado de Batman y en Batman v Superman se ve una traje de Robin –mucho más oscuro del de los comics, por supuesto-, con garabatos hechos por el Jocker, que es quien lo mata en los tebeos). 
Así tendríamos ya un pasado en el que el Jocker ya estaría presentado, igual que Catwoman (por la quisieran incorporar en un futuro) y que para nada se interfiere con la cronología actual (el origen es calcado e incluso se ve arderla mansión Wayne en Batman Begins, bastaría con tomarse la ligera “licencia” de simular que la nueva mansión, que terminó reconvertida en orfanato, se construyó en un lugar diferente). Lo más débil de este Batman es su poca coherencia al odiar sin demasiados motivos a Superman al principio (simplemente por ser tan poderoso ya lo considera una amenaza que merece incluso la muerte) y no solo terminan siendo amigos de la forma más inverosímil sino que incluso se dedica, al final de la película, a buscar a más seres poderosos, ahora con la idea de formar equipo y ser “superamiguitos”. No me lo trago.
Lex Luthor es lo más desconcertante de la película. Tanto, que incluso existen teorías por ahí que insinúan que este no es el verdadero Luthor de los comics, sino su hijo. Nada tiene consistencia en su personaje. Está chiflado y su plan perfecto para enfrentar a Superman y Batman termina de una forma tan absurda como crear a un ser superpoderoso para que los mate. ¿Y luego qué? ¿Dejar que Doomsday destruya el mundo? Y la insinuación final de que es Darkseid quien maneja sus hilos termina por hundir su poca personalidad. Cierto es que se agradece que no tengamos de nuevo a un Luthor empresarial y poco más, una amenaza demasiado ligera para tales enemigos, pero la inconsistencia de sus motivaciones y su locura histérica tan cercana al Jocker lo convierten en un villano de opereta. De Doomsday mejor ni hablo, ya que creo que estropea todo el buen trabajo de efectos especiales que habían hasta ahora, es un descontrol absoluto y recuerda a los errores que en Sony cometieron con Veneno al final de Spider-man 3. Lo peor de la película sin duda alguna y un desperdicio de personaje que bien tratado podría haber dado para una historia propia entera.
Y en el lado de las féminas Lois Lane da lo peor de sí misma. Más torpe y ridícula que nunca, pretende abanderar la causa del feminismo (“no soy una mujer, soy una periodista” dice en una de las primeras imágenes del film) para terminar siendo salvada hasta tres veces por Superman. Y la última de ellas por tratar de solventar un problema (recuperar la lanza con kriptonita) que ella misma había provocado apenas cinco minutos antes. Para olvidar… 
Wonder Woman, sin embargo, tiene una gran presencia y augura una interesante historia para su inminente película en solitario. Su aparición, sin embargo, reabre el debate sobra a quién va destinado el film. Por más que sea una simple carta de presentación creo que deberíamos saber más de ella o se corre el peligro de que quienes desconozcan completamente al personaje se tronchen de risa viéndola sujetar a Dommsday con un lazo como si fuese una vaquera dominando a una res.
La conclusión. Batman v Superman: el amanecer de la Justicia tiene dos finales: el “épico” y el emocional. Y ninguno de los dos funciona. El primero porque Snyder confunde la violencia con la épica, y una acción desbordada no implica que uno se deba emocionar más con lo que está viendo. Batman v Superman no tiene alma, no invita a empatizar con ninguno de sus personajes, y eso hace que incluso el segundo final, el emocional, no llegue a nuestros corazones. 
No importa que Superman muera. Primero, porque ya ha quedado claro que el protagonista real, el “favorito”, es Batman, no él. Segundo, porque tras el juicio popular no tiene tiempo de una verdadera redención (y al fin y al cabo, la amenaza por la que se sacrifica vuelve a ser de origen kriptoniana, así que en cierta manera es responsabilidad suya) y tercero porque está muy claro que es una falsa muerte. Superman no muere al final de la película, no os dejéis engañar. Y no solo por esa escena final de la arena moviéndose sobre su ataúd. Ni tampoco porque sepamos que en los comics ya murió en manos de Doomsday y resucitó sin problemas (bueno, algún problema sí tuvo, pero esa ya es otra historia). No muere porque no hay motivo alguno para que muera. Sabemos que la kriptonita lo debilita y, tras un contacto prolongado, podría llegar a matarlo, pero una vez alejado de la lanza debería recuperarse. ¿Qué es lo que lo mata, pues? Sin duda, aprovechando ese momento de debilidad, el que Dommsday le atraviese el pecho durante la batalla final. Sin embargo, y pese a que en cine nunca se haya mencionado que Superman tenga un factor de curación al estilo de Lobezno o Masacre (perdón, Deadpool), sí nos muestran como Batman le hace una herida en la cara que ha desaparecido en la escena final con Lois. Así que sí, una vez alejado de la Kriptonita, se puede curar. Y sabiendo eso (más la confirmación de su presencia en La liga de la Justicia), ¿dónde está la emotividad de esa escena?
Este es un pequeño desglose de los muchos errores de una película que, insisto, en contra de lo que pueda parecer, merece mi aprobado. Me lo pasé bien con ella y mi desconocimiento del Universo DC me permite ser más tolerante con las licencias que seguro se han tomado con respecto a los comics (al parecer, la versión tan “psicópata” de Batman es de lo que más ha molestado), pero le encuentro demasiadas lagunas, demasiados errores de bulto como para pasárselos por alto. Cierto que es una peli palomitera y de entretenimiento, y ahí sí que funciona (menos su desproporcionado final, algo que se está volviendo habitual en las películas de superhéroes que parecen empeñadas en pretender superar la grandeza final de Los Vengadores), pero es cuando se pretende dar ese halo de trascendencia, esa profundidad con que diferenciarse del colorido y el humor de Marvel, que invita a exigirle algo más que dos supertipos dándose de leches. Y más si coincide más o menos en el tiempo con cosas tan estupendas como Capitán América: Soldado  de invierto y, sobre todo, la serie de Daredevil.
Quizá es simplemente que no he entendido de qué va la película. Porque no, no entiendo la relación entre Batman y Superman, porqué se tienen tanta manía al principio y de golpe (por interés te quiero, Andrés) son supercoleguitas, ni me queda claro en qué momento descubren sus respectivas identidades secretas; no sé de qué va Wonder Woman, ni cual es su objetivo en la peli (¿recuperar una fotografía digital de la que pueden haber infinitas copias?); no sé qué se pretende con ese escarnio público (o no tanto) a Superman para terminar agasajándolo como a un héroe póstumo; no entiendo (suponiendo que no conociese nada de este mundo anterior a El hombre de Acero) qué pinta la kriptonita en una nave tripulada por gente sensible a ella, ni cómo afecta exactamente a Super ni cómo la han descubierto los humanos; no me entero de las motivaciones de Luthor para hacer lo que hace (¿qué pretende, más allá de ser un monigote manejado por Darkseid?), ni como descubre las identidades de los héroes; lo mismo me pasa con las intenciones de la senadora Finch, mientras que ni siquiera alcancé a entender si Wallane Keefe es un zumbado, un amargado, un mártir o un engañado. Me descolocan mucho los sueños (flashforwars, idas de olla o lo que sean) de Batman y me parece muy cutre la presentación de una Liga de la Justicia que, con la pinta que tienen estos Flash, Ciborg y Aquaman, me apetecen más bien poco.
Eso sí, el resto está muy bien. Puede que, como apuntan algunos, la culpa sea solo del montaje (yo opino más bien que pobre montador, que tuvo que lidiar con tal desbarajuste) o incluso (la excusa de moda en el Hollywood actual) de los recortes de metraje impuestos desde arriba. Habrá que esperar a la versión en formato doméstico de tres horas de duración (sic!) y una clasificación R.
En fin, perdón por el tostón pero tenía ganas de desahogarme un poco. Es lo que pasa con los que no tenemos un podcast para hacer de altavoz…
Estas son mis reflexiones y así os las he contado. ¿Os apetece más debate o nos aguantamos las ganas hasta Civil War? 

1 comentario:

  1. Y que hay además con el engendro doomsday creado por la sangre de lex junto con los genes kriptoniana.. Donde están hay las voces que se alzaron contra el hijo de super en la pelí return.. "qué Superman no puede tener hijos porque la fisiología kriptoniana no es compatible con la humana.."

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