domingo, 20 de marzo de 2016

Análisis: LA GUERRA DE LOS SUPERHÉROES

Son tiempos de guerra, de eso no hay la menor duda. Las dos principales editoriales de comics, Marvel y DC, enfrentadas en los escaparates de las librerías especializadas desde hace décadas por conseguir las mejores historias y las mayores ventas, se baten también en duelo en las taquillas de los cines, amparadas bajo los sellos de Fox y Disney una y bajo Warner la otra.
Pero no contentos con eso, los propios superhéroes se lían a tortas entre ellos mismos dentro de sus propias películas. Son tiempos oscuros para la justicia: Batman pretende pararle los pies a Superman mientras en el escaparate de enfrente se cuece una Guerra Civil entre el Capi e Iron Man en la que todos los héroes deberán elegir bando.
No tardaremos mucho en saber quién ganará los combates ficticios: Batman versus Superman se estrena este mismo miércoles y Capitán América: CivilWar en apenas un mes, pero ¿qué pasara con la guerra auténtica, la que enfrenta a los grandes titanes de la industria?
Aunque hace años el dominio en cine de Warner/DC era total, sobre todo con el Superman de Richard Donner y el Batman de Tim Burton que fueron derivando en secuelas cada vez más mediocres (en el olvido quedan cosas como Supergirl, Steel o Catwoman), desde Marvel tenían que conformarse con mirar desde la barrera y que tras fracasos como Howard, un nuevo héroe su máxima representación cinematográfica estuviese en los videoclubs con películas como El Vengador (título inexplicable para Punisher), El Capitán América o la conversión en tres películas de la serie de Spiderman. Por fuerza se tenía que notar que  DC perteneciera a un gigante empresarial como Warner. Pero cuando llegó el momento de repartir los derechos de las estrellas Marvelitas las cosas empezaron a cambiar. Blade sentó un precedente pese a rozar la serie B, X-Men demostró que se podían contar grandes historias con tipos disfrazados y poderes raros y Spider-Man de Sam Raimi… ¿Qué vamos a decir del Spider-Man de Sam Raimi? 
Y mientras, Marvel empezó a comerse el mundo cinematográfico (incluso sus películas más fallidas como Daredevil, Los Cuatro Fantásticos o Punisher -esta vez sí- no llegaban a ser verdaderos fracasos), diversificando su imagen. Ahora eran los otros los que miraban desde la barrera, con SupermanReturns decepcionando, Green Lantern haciendo el ridículo y solo la trilogía de Nolan sobre Batman (sobrevalorada a mi entender y con una culminación ciertamente pobre) mantenían el nivel. Y en eso que Marvel empezó a hacer sus propias películas con los pocos personajes de los que conservaban los derechos. Y lo hizo a lo grande, tal y como sucedía en los comics, haciendo algo que en DC nunca se habían atrevido a hacer: crear un universo propio. Cierto es que sin el inesperado taquillazo de Iron Man quién sabe hasta donde habrían llegado esos ambiciosos planes que culminaron con Los Vengadores de Joss Whedon, pero solo por intentarlo ya merecían lo mejor. En Warner se seguía viviendo a base de dos únicos personajes.
No todo había sido un camino de rosas para Marvel (Man thing, Motorista Fantasma, Elektra…) pero al fin habían logrado crear un universo compartido y cohesionado que rompía taquillas y atravesaba las fronteras del medio, expandiéndose además a la televisión. Pero 2016 puede ser el año que lo cambie todo. 2016 puede ser el año en que DC tome la delantera e inaugure una época de gloria. ¿O no?
Pues posiblemente durante las navidades eso debían pensar sus directivos, que sin duda brindaron por el estrepitoso fracaso de Cuatro Fantásticos, el fallido reboot por parte de la Fox de la Primera Familia. También aquellos que auguraban que la gran burbuja de los superhéroes estaba a punto de explotar comenzaron a flotarse las manos con el aroma del cadáver. La película (por llamarlo de alguna manera) de Josh Trank era una de las peores películas del año, motivo de escarnio público y ruina económica para la Fox, que se apresuraba a cancelar el prematuro anuncio de su propio Universo compartido por el cuarteto y los X-Men que iba a supervisar Mark Millar (el nombre detrás de los pocos comics –junto a Hellboy y algún puñado más- que triunfaban fuera de esas dos megacorporaciones). Y aunque El hombre deAcero no había contentado a todos, su secuela (reconvertida después en Superman versus Batman, luego en Batman versus Superman y finalmente Batman versus Superman: el amanecer de la justicia, con hueco para Wonder Woman, Aquaman y vaya usted a saber quién más). El momento parecía propicio para dar una estocada mortal a Marvel, que tras la cancelación de la también fallida trilogía del nuevo The amazing Spider-Man (al final quedó en un par de películas con trama inconclusa) sólo podían confiar en sus propios proyectos para aguantar el tirón.
Parecía…                                           
Y en esto que una película que nadie esperaba lo cambió todo. De nuevo en la Fox, la que había insultado a los fans con esos Cuatro Fantásticos que poco o nada tenían que ver con los del comic, haciendo justo lo contrario: versionando un comic de manera más o menos fiel, dejando el proyecto en manos de gente que sí sabían lo que el personaje significaba y dándoles manga ancha para lo que les viniese en gana, llegando incluso a permitir una clasificación R (para mayores de dieciocho años) teóricamente mortal para conseguir una taquilla que se precie. Todo ello a cambio de hacer una producción barata. 
Y la jugada salió redonda. Deadpoolse ha convertido en el primer gran éxito del año y su recaudación ha batido todos los records imaginables (lleva ya setecientos catorce millones en todo el mundo, no está mal para na producción de cincuenta y ocho). 
Tanto es así que hasta podría sentar cátedra y convertirse en un ejemplo a seguir. Y si el ejemplo consiste en respetar más a los personajes en que se basan las películas, me parece bien. Si lo que se va a pretender ahora es que estas películas contengan así porque sí más violencia, tacos y sexo, eso no tiene porqué ser necesariamente bueno. De momento en la Fox misma han anunciado que la tercera (y última) película de Lobezno en solitario también será R, lo cual le puede venir bien al personaje, dicho sea de paso, aunque se han apresurado a aclarar que la decisión estaba tomada antes del estreno de Deadpool (cuya secuela ya está en marcha, por cierto). Además, la película de Gambito que se iba a estrenar a finales de año se ha aplazado para el 2017, imagino que con la idea de adaptar el guion a un estilo más cercano a este sleeper (taquillazo sorpresa). En DC no han llegado a tanto pero casi, pues antes incluso del estreno de Batman versus Superman ya se ha anunciado una versión para adultos en la edición doméstica de más de tres horas de duración.
En la casa de las ideas, mientras tanto, la cosa parece que no vaya con ellos. Pese a que la entrada de los hermanos Russo como cabezas pensantes dota a las historias de un tono más serio sus películas siguen siendo desenfadadas y divertidas, lo que se ha venido a denominar el estilo Marvel, en contraposición del denominado “nolanismo” que desde el estreno de El Caballero Oscuro parece embargar a DC (sólo un chiste pude contar en El hombre de acero y, la verdad, se lo podían haber ahorrado).
En fin, que tras ver lo sucedido en Deadpool quizá los de Warner ya no lo tienen tan claro. Su esperado estreno ya  no se intuye tan infalible, más cuando han obligado a Snyder a recortar bastantes minutos de metraje (y ya vimos en Los Vengadores: la era de Ultron lo malo que eso es para el resultado final del producto) y tras los gastos de promoción se estima que será necesario llegar a los mil millones de recaudación para hablar de beneficios, cifra alcanzable pero no garantizada. Además, que los pases de prensa sean sólo un día antes el estreno oficial no demuestra mucha confianza.
Para colmo, cuando ya está todo preparado para el inminente estreno y se inunda la prensa con carteles y nuevos trailers de esos que explican casi toda la película (y que yo he conseguido evitar ver) llegan los de enfrente y se sacan de la manga un nuevo tráiler de Civil War que eclipsa totalmente al murciélago y el kriptoniano. A una semana del estreno, todo el mundo habla (para bien o para mal) del nuevo traje de Spider-Man y de su rol en la guerra superheróica.
Para terminar de tocar las narices, se acaba de estrenar la segunda temporada de la magnífica serie de Daredevil y ha aparecido también un nuevo tráiler de X-Men:Apocalipsis que destilla épica y emoción a raudales (con mucha mejor pinta que todo lo que se había visto hasta ahora de la nueva obra de Singer). Y no olvidemos que este mismo año llegará también Doctor Extraño, película con la que Marvel expandirá más su Universo entrando en el mundo de la magia.
La guerra está servida. En unos días, el primer asalto (que la verdad es que me apetece bien poco) y el mes que viene, el segundo round. Y en verano veremos que nos ofrece la otra apuesta de Warner/DC para este año, la prometedora Suicide Squad que pinta muy bien pero su tono algo más gamberro y colorista le puede acarrear comparaciones con Deadpool que no se esperaban. A esa, la verdad, sí le tengo ganas.
Este es el panorama bélico con el que nos encontramos este año. Como decían en la promoción de los comics de Civil War: Y tú, ¿de qué lado estás?

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