domingo, 28 de febrero de 2016

TENEMOS QUE HABLAR: tan ligera como olvidable.

Es sabido por todos que en el género de las comedias románticas ya está todo inventado y resulta muy difícil innovar. De vez en cuando aparece algún autor que consigue un enfoque nuevo, pero por lo general se siguen unos esquemas tan predeterminados que terminan resultando insoportablemente previsibles. Pero funcionan bien en taquilla, y por eso se siguen y se seguirán haciendo.
Tenemosque hablar es un caso fragante de ello. Pese a un arranque fresco y original (si no fuese porque aparece casi por completo en el tráiler) que se burla bastante de la crisis en España y sus consecuencias, la cosa va desinflándose, con una historia plana e insulsa que solo se salva por algún que otro gag más inspirado y por la química de sus protagonistas, unos Hugo Silva y Michelle Jenner que ya se conocían de Los hombres de Paco, aunque si debo destacar algo me quedaría con las aportaciones de Belén Cuesta y Verónica Forqué, de lo más divertido de la función.
Quizá una de las cosas que más me hayan molestado de la película es su desenlace, en el que los guionistas se centran tanto en cerrar la historia romántica de la forma más convencional posible que olvidan todas las subtramas que han ido abriendo por el camino, dejándonos sin conocer lo que sucede con algunos de los personajes que aparecen, dejando temas inconclusos incluso con los propios protagonistas. Un ejercicio de dejadez imperdonable que demuestra que, pese a los chistes y situaciones absurdas, lo único que parece interesarles es la historia de amor, sin importar que su cierre sea coherente o incluso agradecido con respecto a lo que nos habían contado de sus protagonistas. Incluso ningunean todo lo relacionado al motor de arranque del film, esa crisis que va a terminar por condicionar toda la acción inicial y que es olvidada para mayor conveniencia de una conclusión necesariamente edulcorada a la par que falsa.
Con todo, la historia pasa por momentos simpáticos, los equívocos provocan más de una carcajada entre el público y consigue su objetivo de entretener sin más pretensiones, lo cual es motivo suficiente para justificar el aprobado justo, aunque estando en época de Oscars y con tanta gran película en cartel quizá desperdiciar el tiempo en esto sea algo de derroche.

Valoración: cinco sobre diez.

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