lunes, 5 de octubre de 2015

Y DE REPENTE, TÚ * (3d10)

Judd Apatow pertenece a esa generación de cineastas americanos que, como los hermanos Farrelly, irrumpió en el nuevo siglo con un estilo de humor de sal gruesa que, guste más o menos, logró revitalizar un género que parecía adormecido después de la época dorada que vivieron las comedias románticas de principio de los noventa.
Pero, como los Farrelly, la mala leche y el gamberrismo parece haberse diluido con los años, suavizando sus maneras hasta el punto que los toques más bestias de sus comedias parecen metidos con calzador de manera poco afortunada.
Esto sucede con Y de repente, tú, cuya premisa argumental nos presenta a una chica habituada a seguir los clichés masculinos más cafres (juerga toda la noche, desenfreno etílico y sexo de una sola noche) cuya aparente originalidad desaparece en cuanto se establece el inevitable conflicto romántico para derivar en una comedia simplona y algo cursi totalmente convencional y sin demasiada gracia.
Apatow, más centrado en producir comedias a sus amigos que en dirigir, se muestra aquí torpe tanto a la hora de mover la cámara, con elipsis fallidas y ritmo desacertado, como en la traslación de un guion escrito por la protagonista que no funciona como debe no sólo por seguir unos esquemas prefijados de una forma tan lineal que todo es suficiente previsible sino porque la mayoría de los gags no funcionan. Claro que tampoco es todo culpa suya. La elección de los actos no es que ayude demasiado. Amy Schumer, humorista televisiva pero totalmente falta de experiencia para el cine, poco aporta a un personaje que parece más pensado para clásicas como Jennifer Aniston o Katherine Heigl. Lo mismo sucede con su partenaire masculino, Bill Hacer. Ambos son poseedores de un Emmy, pero se muestran incapaces de sostener el peso de la película.
En comedia el lenguaje corporal y facial es muy importante y no soy capaz de apreciar en ningún momento que quieren decirme estos dos actores. Ni siquiera la caracterización de sus personajes es la adecuada. Sigo tratando de averiguar si Apatow habla sobre una tía buena con problemas de identidad o si la protagonista es un patito feo a la que hay que descubrir su belleza interior. Tampoco sé si él es un torpe y patético hombrecillo o un cirujano respetado y de fuerte personalidad. Todo depende de la escena en cuestión.
Sólo Brie Person, una actriz que está pidiendo una gran oportunidad a gritos (y quizá Kong: Skull Island lo sea), aporta algo de frescura al film.
En definitiva, comedia muy flojita a la que ni los desaprovechados cameos activan, aburrida y aconsejable tan sólo para los más incondicionales de Apatow. Si es que queda alguno...

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