lunes, 26 de octubre de 2015

PAN (5d10)

Después de dos agotadores fines de semana en Sitges y ante la imposibilidad por motivos laborales de dejarme caer por las salas de cines en días laborables, llega al fin el fin de semana donde trataré re recuperar estrenos que se han quedado por el camino.
Y para empezar, con un poco de sentido cronológico, ha tocado visionar Pan.
¿Y qué es esto de Pan? Pues, visualmente, una absoluta maravilla. Un despliegue imaginativo que justifica la presencia  de Joe Wright como realizador después de ver el repertorio escenográfico de Anna Karenina, donde el 3D luce espléndidamente, con un aroma muy burtoniano en la caracterización de los villanos (esa mezcla de piratas-payasos) y unas secuencias aéreas muy trepidantes. Pero Pan pretende ser algo más que un conjunto de fotografías en movimiento, y es por ello que (supongo) han contratado a un guionista y unos intérpretes para dar forma a todo ese imaginario que Wright ha concebido para simple regocijo de su hijo. Y ahí es donde la película fracasa, siendo absolutamente plana e insulsa, resultando incluso aburrida con sus excesivos ciento once minutos de metraje.
Con esta moda (¿alguien ha dicho burbuja?) tan cansina de adaptar en imagen real cuentos clásicos que resultan inolvidables en su versión animada, los productores de Pan han querido repetir la jugada que tan buenos resultados le dio a Maléfica tratando, en lugar de repetir la historia, de contarnos lo sucedido antes de en el clásico de Disney basado en la obra de J.M.Barrie.
No es la primera aproximación en imagen real de Peter Pan (me viene a la mente Peter Pan: la gran aventura de P.J.Hogan  o la magnífica Descubriendo Nunca Jamás, de Marc Forster, esta segunda inspirada en el momento de creación de la obra), pero parece que por la importancia de sus realizadores o intérpretes (y dejando de lado las múltiples secuelas para video o todo lo relacionado con Campanilla) han convertido la historia del niño que no quería crecer en una especie de trilogía no oficial: el Peter Pan de Disney (al final la mejor de todas), la fallida Hook de Steven Spielberg (que podía ser una secuela con un Peter ya adulto) y ahora la precuela, en la que se nos explica como un niño huérfano llamado Peter Pan llega desde un Londres de postguerra hasta el país de Nunca Jamás para enfrentarse a su destino como líder de los Niños Perdidos. El problema es que, gustara más o menos, Maléfica explicaba como la bruja de La Bella Durmiente pasaba de ser un hada a convertirse en la villana de la historia, pero en el caso de Pan todas las explicaciones exigibles en una precuela no existen. Sí, está la llegada de Peter a Nunca Jamás, la presencia de las hadas, de Garfio e incluso de Smiegel. Pero si alguien quiere ver como Peter y Campanilla se conocieron, por ejemplo, como Garfio se convirtió en su enemigo mortal (aquí son amigos), el motivo por el que Peter Pan pierde su sombra al más mínimo despiste… Da la sensación de que todo eso ha quedado en el tintero con la pretensión (maldita ambición) de que esto sea tan solo el principio de una saga de manera que la relación entre Peter Pan y James Garfio (con Tigrilla como tercer elemento del triángulo). Y los veintisiete millones recaudados en los Estados Unidos (Setenta y cinco a nivel mundial) sobre un presupuesto de ciento cincuenta millones invitan a pensar que esa saga nunca se prolongará más allá de esta única película que tiene el honor de ser uno de los más estrepitosos fracasos del año a la altura de Tomorrowland o Los Cuatro Fantásticos (vaya rachita de las hermanas Mara).
Ya el propio reparto es un claro despropósito, en el que solo se salva el joven Levi Miller interpretando a Peter. Hugh Jackman, cuya carrera lejos de Lobezno anda bastante perdida, roza el esperpento, con un personaje tan exagerado y caricaturesco como fue el propio Garfio que Dustin Hoffman interpretó en Hook. Rooney Mara muestra su apatía habitual, contagiando su mirada mustia e insípida a la grada. Garret Hedlund no tiene nada de carisma, tratando de emular a Chris Platt en esta especie de antihéroe simpático y socarrón que no transmite absolutamente nada. Y lo de Adeel Akhtar como Smiegel es casi de juzgado de guardia.
La historia es totalmente estúpida  y desdibujada, con momentos de verdadero ridículo (los piratas recibiendo a Barbanegra a ritmo de Nirvana en una escena que recuerda demasiado al Mad Max: Fury Road de Miller), un ritmo muy mal llevado, unos villanos e opereta (empezando por las grotescas monjas del orfanato) y un argumento que avanza hacia ningún lado, yendo de más a menos, limitándose a buscar la espectacularidad de la batalla final pretendiendo ser un blockbuster veraniego más que una simple obra de un director que se dejó su personalidad junto al talonario y cuyo talento solo se aprecia en el despliegue visual (impresionante, eso sí) para los que no merece la pena emplear dos horas de tiempo. Más bonito y mejor conformado está el tráiler, donde se pueden ver en un minuto lo mejor del film, y a otra cosa, mariposa.
Totalmente prescindible.


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