jueves, 15 de octubre de 2015

El comentario del mes: LUCES, CÁMARA, ACCIÓN... ¿LUCES?

Entregado en diversas ocasiones a criticar a las distribuidoras por el abuso que comenten con total impunidad contra el espectador encareciendo, estrenando tarde y mal sus películas, impidiendo las rebajas de precios que muchos cines proponen  u ofreciendo unos doblajes tan lamentables (o en ocasiones si ofrecerlos siquiera) que no hacen más que dar la razón a los que defienden la V.O., toca esta vez criticar a los exhibidores, incluyendo a aquellos a los que en ocasiones he elogiado por diferentes motivos.
Y es que hay un temita que me está empezando a cansar un poco y sobre el que creo que es hora de levantar la voz de una vez.
De un tiempo a esta parte se está poniendo de moda en muchas películas incluir una escena postcréditos al final de la misma. ¿Sabéis de lo que hablo, no? En ocasiones se trata simplemente de una especie de epílogo que va después de los créditos principales (aquellos que antiguamente iban al principio de la película y que suelen ser visualmente llamativos) y antes de los créditos finales (las típicas “letras” blancas que ascienden por la pantalla con un fondo negro), y que se da apenas unos minutos después de la finalización del film (argumentalmente hablando). En otros casos, la escena de marras está situada al final de todos los créditos, justo antes de que aparezcan los nombres de los dobladores.
Aunque no sea una práctica exclusiva del género de los superhéroes, sí es casi una tradición en dicho género (siendo casi imprescindible en las películas Marvel), aunque se han puesto tan de moda que es fácil encontrarlo en producciones tan variopintas como la última película de Peter Bogdanovich, films independientes como Orígenes o incluso en dibujos animados. Una veces es un simple gag final sin demasiada importancia, pero en otras es un detalle clave para cerrar completamente la trama de la película o, en el caso de sagas, avanzar algo de la siguiente.
¿Por qué hacen esto las productoras? No lo sé muy bien. Quizá sea solo para recordarnos que la película no termina hasta que terminan los créditos, obligarnos a escuchar el trabajo del compositor de la banda sonora y dar reconocimiento a todas las personas (en su inmensa mayoría trabajadores anónimos y “mileuristas”) que han participado en la película (que leamos o no los créditos ya es cosa nuestra). O puede que sea simplemente un “zas, en toda la boca” a las cadenas de televisión que mutilan los créditos para poder colar más publicidad o a los que piratean las películas, que habitualmente no consiguen copiar esos finales inéditos o que, en el mejor de los casos, permanecen en su versión original.
Recuerdo la primera vez que me perdí una escena final. Fue en X-men: La decisión final. Salí del cine al encenderse las luces y no fue hasta que la película salió en DVD que pude descubrir que el profesor Xavier (o al menos su conciencia) seguía vivo.
No puedo enfadarme, por mucho que me pueda llegar a molestar, con la gente que tras el (aparente) fundido final se levanta y comienza a salir del cine, hablando en voz alta e interponiéndose entre la pantalla y el proyector, impidiéndome por lo tanto disfrutar de la banda sonora de la película como a mí me gustaría, pero sí considero justo quejarme con rotundidad de las salas que ignorando la existencia de esas escenas adicionales encienden las luces del cine. ¿Cuántos frikis como yo (y qué fácil es –o era hasta hace un tiempo, al menos- reconocer a un friki por el tiempo que permanecía sentado en su butaca tras finalizar una película Marvel) tuvisteis  que ver el espectacular avance de Los Vengadores al término de El Capitán América: El primer Vengador con la imagen casi borrosa por la iluminación? ¿Pudisteis identificar sin problemas al Soldado de Invierno al final de Ant Man? ¿Os dejaron escuchar el diálogo final entre Skynet y John Connor en Terminator: Genesis? ¿Os sorprendió en cameo de Stan Lee en Big Hero 6?
No voy a exigir (no puedo, más bien) que las salas de los cines permanezcan a oscuras durante los (en ocasiones) interminables créditos finales de una película, pudiendo resultar incluso peligroso para la mayoría de la gente a la que le importan un pepino y se quieren ir a toda prisa de la sala (es curioso: los que más se quejan de lo caro que es el cine son los que suelen saltarse una pieza musical por la que también han pagado), pero creo que se debería tener una consideración con las películas en las que hay escenas finales. No pido la oscuridad total pero sí al menos una luz lo suficientemente tenue para poder apreciar lo que pasa en pantalla. ¿O es que esa escena última no está incluida en el precio?
Este comentario va destinado a los exhibidores que constantemente se quejan de que cada vez va menos gente a los cines:
“Señores distribuidores: todavía quedamos unos cuantos fieles a la dulce oscuridad de las salas que sabemos que el cine hay que disfrutarlo en pantalla grande y en compañía de desconocidos a los que, por espacio de hora y pico, nos agermane una película. Así que, por favor, cuídennos un poco. O si no, resultará que la disminución de clientes no sólo será culpa de la piratería. Algo de culpa también pueden tener ustedes. Déjennos disfrutar de la película hasta el final.
Gracias. “

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