miércoles, 9 de septiembre de 2015

UN DÍA PERFECTO (6d10)

Tras la algo fallida Amador, Un día perfecto es la nueva película como director de Fernando León de Aranoa, célebre autor de títulos como Barrio, Princesas o, sobre todo, Los lunes al sol, después de sus interesantes incursiones en el mundo del documental.
Un día perfecto recupera el tono de concienciación social de su realizador pero convirtiendo el asunto en un tema internacional, para lo cual el madrileño ha optado por rodar en inglés con un reparto multicultural y ampliando sus historias habitualmente urbanas hasta el desesperanzador conflicto de los Balcanes.
Pese al final de la contienda, el lugar está devastado por la guerra y los peligros siguen a la orden del día, así que un asunto tan (aparentemente) trivial como un cadáver arrojado en un pozo de agua es la excusa perfecta para seguir el deambular de cinco cooperantes que se enfrentarán a la situación en perspectiva a sus propios conflictos emocionales.
El principal mérito de León de Aranoa es saber hacer un retrato de guerra desde un punto de vista pacifista y humanitario, dejando claro el horror de la situación sin necesidad de mostrar una sola escena de violencia, y permitiéndose incluso endulzar la trama con pinceladas de humor negro que dan el necesario toque de cotidianidad a la historia, humanizando de paso a sus personajes. Es este humor, sin embargo, un peligroso juego que se mantiene en equilibrio inestable durante todo el metraje, resultando a la postre tanto lo mejor como lo peor del film. Y es que, si bien hay momentos que las chanzas y los diálogos a veces absurdos entre sus protagonistas ayudan a digerir mejor la situación de un país condenado a miseria y hambre, hay otros momentos en que los chistes no terminan de funcionar, invitando a tomar demasiada distancia con el drama e incitando a verlo todo a demasiada distancia.
Claro que también puede ser que el doblaje al español no sea especialmente acertado, recordando por momentos a una comedia francesa de esas que se doblan con el piloto automático puesto más que a un film con un elenco notable de intérpretes, encabezado por Tim Robbins, Benicio del Toro y Olga Kurylenko a los que acompañan Mélanie Thierry y Fedja  Štukan, con Sergi López en una breve aparición dejando la semillita patria.
Como sea, Un día perfecto busca emocionar sin caer en el sentimentalismo fácil, y aunque no lo logre por completo sí consigue reflejar la crudeza de un conflicto desde un punto de vista algo inusual, el de los cooperantes, que sin ser militares ni llevar armas en su equipo son los verdaderos héroes de la historia.
O lo intentan, al menos.
Destaca también una cuidada banda sonora que, poniendo banda sonora a las impresionantes panorámicas en las escenas de carretera, cumple el mismo objetivo que el humor de los diálogos: aliviar la tensión dramática au8nque con el riesgo de trivializar demasiado.
Un día perfecto no es una película perfecta. Quizá ni siquiera sea la mejor película de un director tan personal como es Fernando León de Aranoa, pero sí es una buen oportunidad para conocer una realidad más allá de lo que muestran los telediarios sin que el hambre o los asesinatos tengan porqué tener más importancia, desde un punto de vista personal, que las aristas siempre delicadas de una relación sentimental a distancia o, más aún, que un simple balón de fútbol.

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