miércoles, 29 de julio de 2015

ANT-MAN (7d10)

Que tras un breve prólogo (que ya de entrada sienta las bases de la continuidad del MCU) se de paso al ya clásico logotipo de Marvel a ritmo de salsa ya indica que esta película tiene algo de diferente con respecto a las demás.
Sí, vista desde la distancia, puede parecer más de lo mismo: un tipo con grandes poderes que se pone un disfraz colorido para salvar al mundo a base de tortas. De acuerdo, no lo voy a negar. Pero intentemos no ser tan simplistas, ¿os parece?
Ant-man, el Hombre Hormiga, ya nació con la pretensión de ser una película pequeña, más modesta en su producción que sus “hermanas mayores” y con ambiciones mucho más comedidas. Esto no quiere decir que Marvel no quiera ganar dinero con ella, por supuesto, pero si tenemos en cuenta que es la película con menos presupuesto de la saga se puede intuir por donde va la cosa.
Ant-man se mantiene en la línea de Marvel de querer ofrecer  cosas diferentes dentro de cada película. Si Los Guardianes de la Galaxia era una Space Opera y Capitán América: Soldado de Invierno era sobre todo un thriller político, Ant-man debe considerarse como una comedia de robos, muy en la línea de Oceans Eleven o Un golpe de altura, por ejemplo. Además, consigue una vez más el inmenso mérito de construir una historia notablemente diferente a su contrapartida en los comics sin que por ello los fans de toda la vida deban sentirse ofendidos (aunque ya se sabe que el fan acérrimo en ocasiones peca de forofismo).  Así, el Ant-man de la película no es el héroe original que fue miembro fundador de Los Vengadores, Henry Pym, ni está acompañado por su mujer Janet Van Dyne, sino una encarnación mucho más moderna, la que representó Scott Lang (aunque con algo del sentido del humor que definió la etapa de Eric O'Grady). 
En la película, sin embargo, se nos cuenta que Henry Pym es ya un héroe retirado (por lo que nunca llegó a luchar con Los Vengadores) y a Janet no llegamos ni a conocerla, aunque sí aparece una hija inexistente en las viñetas clásicas (aunque sí en un futuro alternativo que.. dejémoslo estar, es muy complicado para los no iniciados) que se supone asimilará el rol de Janet en futuras adaptaciones.
Las partículas Pym, el invento de Henry Pym que permite encogerse hasta el tamaño de una hormiga, está en manos de un empresario sin escrúpulos que no dudará en venderlos al mejor postor (y ya sabemos que Hydra, o lo que quede de ella, está siempre por ahí) y Pym debe encontrar a alguien que acepte su legado como Hombre Hormiga para recuperar su fórmula original y detener al villano de turno. Y para ello, el elegido es un ladronzuelo recién salido de prisión pero con grandes conocimientos tecnológicos.
Pese al trasfondo humorístico que mantiene el film en todo momento, hay mucha más profundidad en Ant-man de lo que cabría esperar. Sin pretender caer en el melodrama, ni mucho menos, la película trata en realidad sobre las segundas oportunidades y la redención, con héroes que tienen los pies de barro más que nunca y donde la reconciliación entre un padre y una hija (en un doble paralelismo entre la historia de Henry y la de Scott) es casi tan importante que cómo se detendrá al malo.
Con un guion ágil y divertido concebido por Edgar Wright y Joe Cornish la película no contiene demasiadas escenas de acción, aunque las que hay son suficientemente potentes como para llenar la película, mostrándonos además cosas diferentes a las vistas hasta ahora en cine, con impresionantes coreografías que juegan constantemente con los cambios de tamaño y que me recuerdan en esencia a aquella magistral escena de X-men 2 con Rondador Nocturno en la Casa Blanca. Marvel, además, ha vuelto a jugársela en la elección del director, apostando por Peyton Reed, un especialista en comedias románticas (suyas son Di que sí, con Jim Carrey, y Separados, con Jennifer Aniston) que consigue casi que nos olvidemos la decepción que supuso cuando Wright se cayó del proyecto, aunque su huella parece haber quedado a tenor de algunas escenas que parecen llevar su sello característico.
En el apartado interpretativo, Paul Rudd cumple con solvencia en el papel de simpático caradura, aunque sin llegar a alcanzar las cuotas de carisma y descaro que encumbró a Chris Pratt en Los Guardianes de la Galaxia. No ha sido, realmente, un descubrimiento, pero teniendo en cuenta que su carrera estaba prácticamente limitada a papeles de comedia ligera no desentona nada como futuro héroe de acción.
Junto a él, el veterano Michael Douglas aporta la dosis de elegancia y personalidad, llenando la pantalla cada vez que aparece como sucediera con Robert Redford en Capitán américa: Soldado de Invierno, mientras que el toque femenino lo compone Evangeline Lilly, posiblemente la única que ha sobrevivido al legado de Perdidos y que ya demostró en la trilogía de El Hobbit que aparte de ser una cara bonita puede mostrarse como una aguerrida luchadora. No es que tenga muchos momentos de acción en Ant-man, pero su futuro con Marvel puede ser de largo recorrido.
Completa el elenco protagonista Corey Stoll como el villano de la función, quizá el único pero que podría ponerle al film. Y no porque su interpretación no sea estimable o porque su Chaqueta Amarilla no mole en acción, sino porque la creación de un villano de nivel sigue siendo uno de los puntos débiles de la saga Marvel. Me cansa un poco el esquema de ver a un héroe luchar contra su reverso oscuro: Iron man es un tipo con armadura que se enfrenta en su primer film a un villano con armadura, Hulk es un tipo que se transforma en monstruo que se da de tortas contra un villano que se transforma en monstruo y Ant-man es un tipo que se encoje que debe lidiar contra un villano que se encoje. Todo demasiado repetido, me temo.
Pero quizá lo mejor haya que buscarlo en los secundarios de lujo, como ese trío calamitoso que ponen los toques de humor más absurdos y que están encabezados por Diego Luna, uno de los más agraciados del reparto. Mención especial se merece, en un rol muy secundario (por no decir terciario) Judy Greer. Su interpretación de la exmujer de Scott no es que sea muy destacable pero sí me resulta llamativo como esta actriz de Detroit, aun en intervenciones muy pequeñas, ha conseguido colarse en algunas de las películas más destacadas de los últimos años, como El amanecer del Planeta de los Simios, Tomorrowland o Jurassic World.
La historia de Marvel sigue creciendo. Con Ant-man se cierra la fase dos, y aunque no sea la película más grande ni la más importante de la saga sí es un capítulo interesante, una nueva película origen que dará sus frutos en el futuro, y cuyos dos epílogos (recordad quedaros todos hasta el final de los créditos) comienzan a enseñar lo que va a ser la Fase Tres. Y no voy a reventaros ninguna sorpresa soltando spoilers, ni mucho menos, pero si esperáis algún cameo directo con el resto de la saga... no sufráis: haberlo, haylo.
El Futuro ya está escrito. De momento, ya es oficial que Ant-man estará en Capitán América: Civil War. El Henry Pym de los comics fundó Los Vengadores. El Scott Lang del cine tendrá la oportunidad de unirse a ellos. Y a poco bien que vayan las cosas, seguro que lo hará.
Ant-man consigue ser una gran película, pese a su diminuto protagonista. Es diferente a lo que nos había acostumbrado Marvel, y esa diferencia la hace especial. No será un mega taquillazo, pero tampoco nació para ello. En una semana prácticamente ha recaudado su presupuesto. Y eso ya augura un nuevo éxito para la Casa de las Ideas.
Solo nos queda la espinita de fantasear cómo habría sido de diferente si al final la hubiese dirigido el genial realizador de Zombies Party, pero so es algo que ya nunca podremos averiguar. Una pena… ¿o no?

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