sábado, 4 de abril de 2015

OBSESIÓN (3d10)

Había una vez, una chica nacida en Nueva York pero con orígenes latinos que quiso ser actriz.
Aunque no era especialmente brillante, la muchacha le ponía voluntad y gracias a un físico envidiable y a una buena elección de papeles consiguió participar en algunos títulos francamente interesantes como Anaconda (poco valorada en su momento pero que resulta ser gloria bendita si la comparamos con los truños del estilo Sharknado que tanto se estilan ahora), La Celda o Giro al Infierno. En estas, la muchacha empezó una exitosa carrera musical (aunque tampoco es que fuese una gran cantante), y comenzó a dejar de lado su ambición cinematográfica, limitándose a participar, muy de tanto en tanto, en comedias románticas carentes de riesgo ni profundidad.
En los últimos años, quién sabe si por tratar de retomar la senda correcta o por puro capricho, Jennifer Lopez está cambiando sus hábitos a la hora de elegir papeles, y tras compartir cartel con Jason Startham en Parker protagoniza ahora Obsesión, en la que ella sola debe llevar el peso de un film de corte dramático y oscuro. Nada que ver con los papeles amables y edulcorados a los que nos tenía acostumbrados.
Un esfuerzo loable si no fuese por lo espantosamente mala que es la película en cuestión.
Obsesión es una película totalmente tópica sobre los peligros de dejarse llevar por la lívido y mantener una tórrida relación extramatrimonial sin pararse a pensar en las consecuencias mezclada con la aparición de un elemento nuevo en el entorno social y familiar tan seductor como amenazador. Vamos, un cruce entre Atracción fatal y De repente, un extraño. Lo malo es que, obviando la falta de originalidad, las películas citadas tenían una fuerza narrativa que te permitía identificarse con los personajes y sufrir con sus penurias, mientras que aquí, cuando vemos a la Lopez retozar con su joven y desconocido vecino como si de un Christian Grey del montón se tratase, uno solo puede pensar en lo tontos que son todos los personajes y lo burdos que son las manipulaciones del bollycao recién llegado a la comunidad.
Ni la puesta en escena, ni los giros argumentales, ni la ambientación buscada están a la altura de una apuesta hollywoodiense de estas características, estando Obsesión más próxima al telefilm de sobremesa (y hablo de la variante más casposa de los melodramas televisivos) que de otra cosa.
Soy consciente de que en el mundo del cine todo (o casi todo) está ya inventado, y de ahí que constantemente veamos (y soportemos) secuelas, remakes o reboots, pero que un argumento haya sido visto mil veces en pantalla no es excusa para no poder ofrecer una versión diferente o imaginativa de la misma. Sírvame el ejemplo de The Guest, una película vista en el pasado festival de Sitges y que incomprensiblemente aún no ha sido distribuida en España, que con un esquema argumental casi calcado al de Obsesión (chico nuevo en la ciudad que se gana el cariño y el respeto de los miembros de una familia hasta que se descubre que hay gato encerrado) pero una puesta en escena divertida, seductora y muy disfrutable.
En definitiva, el nuevo rumbo de Jennifer Lopez como actriz no parece ir a ninguna parte, y la única conclusión de la película cabe encontrarla en las forzadas posturas de la cantante latina y los planos que buscan sin ningún rubor resaltar sus curvas. Poco más hay para rascar…

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