sábado, 4 de abril de 2015

HOME. HOGAR, DULCE HOGAR (6d10)

Home: hogar, dulce hogar, nace con el claro propósito de repetir sin pudor el éxito de otros films de animación como Gru, mi villano preferido, donde un plantel de secundarios como fuesen en su momento los Minions acabasen seduciendo a los niños y convirtiéndose en los verdaderos protagonistas del film. Concebidos como unos Pitufos modernos y más surrealistas aun si cabe, los Minioms han conquistado a grandes y pequeños, convirtiéndose en avatares de muchos perfiles de Internet y protagonizando memes, felicitaciones navideñas, de cumpleaños… Todo el mundo conoce a los Minions, aunque ignore que así es como se llaman o no haya oído hablar en su vida de Gru. Algo así buscan también es Disney con la creación (en el corto que precede a Cenicienta) de pequeños seres de nieve creados al amparo de Frozen.
Esto es lo que se busca en Home: hogar, dulce hogar. Crear una nueva raza (extraterrestre en este caso) que sea igual de divertida y visualmente atractiva (aquí se añade el concepto de cambiar de color según el estado de ánimo) y que pueda trascender más allá de las pantallas de un cine.
Obviando el descarado ejercicio de marketing de Dreamworks, lo cierto es que la película resulta tierna y divertida, con una relación bien construida entre una niña humana y un torpe extraterrestre, visualmente impactante y con un ritmo adrenalítico.
Y es que lo que más se puede valorar del film es que, a diferencia de las más clásicas apuestas de Pixar, no se anda por las ramas a la hora de narrar la invasión alienígena que sufre la tierra ni el desesperado intento de huida de una niña cuyo único propósito es reencontrarse con su madre. Todo sucede muy deprisa, con grandes golpes de elipsis, que impiden caer en el aburrimiento y permiten contar muchas cosas en muy poco tiempo. Así, la película apenas tiene posibilidades de decaer, siendo la historia (tan absurda y surrealista como debe ser) quien lleve el ritmo narrativo, no los personajes.
Dreamworks sabe de lo que va esto, así que riegan el film de diversos chistes y guiños destinados al público adulto mientras que el derroche de color e imaginación resulta casi hipnótico para los más pequeños de la casa, consiguiendo una vez más que todos puedan salir satisfechos de la sala. No estamos ante un gran clásico, de esos que puedan tener posibilidades de llevarse el Oscar o de convertirse en parte de la historia de la animación, pero tampoco parece ese el propósito de sus creadores.
Home: hogar, dulce hogar, pretende ser fresca, divertida y entrañable, y eso es ni más ni menos lo que consigue. Y ganar dinero, por supuesto, aunque en ese sentido dudo que estos simpares alienígenas lleguen a invadirnos como lo han sabido hacer los Minioms, en breve con película propia.

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