sábado, 14 de febrero de 2015

LA SEÑAL (6d10)

Corresponde La Señal a ese tipo de películas pequeñas, de limitado presupuesto, cuyo estreno suele estar condicionado a su éxito en los pases por diversos festivales (fue una de las que gustó en Sitges, sin ir más lejos) y cuya principal arma es el despliegue imaginativo de su argumento.
Arrancando de un  planteamiento tópico a más no poder (unos amigos de excursión –aquí la excusa es una mudanza en la que aprovechan para averiguar el punto de partida de la señal informática de un hacker- que terminan en una casa abandonada en medio del bosque a plena noche) la película se reinventa en varias ocasiones, cambiando de género pasando del terror a la ciencia ficción y el thriller con lo que es imposible no recordar (aunque eliminando todo su humor y referencias frikis) en ciertos momentos a la brillante Una cabaña en el bosque, por más que su línea pueda estar más en la línea de Coherence o Orígenes.
Dirigida por el desconocido William Eubank (que también firma el guion junto a su hermano Carlyle y a David Frigerio), la película cuenta en el apartado interpretativo con rostros que empiezan a abrirse paso poco a poco en el mundillo, como Brenton Thwaites (el principito azul de Maléfica), Olivia Cook (vista hace poco en Ouija) y Beau Knapp (uno de los secundarios de Super8 que en breve estrenará Southpaw, junto a Jake Gyllenhaal y Rachel McAdams), y con el veterano Laurence Fishburne para dar un poco de lustro.
Eubank suple con creces la falta de presupuesto (aunque la verdad es que lo poco que se ve luce muy bien, eso hay que reconocerlo) con un montaje atropellado en algunos momentos, mezclando flashbacks y recuerdos con el presente, lo que ayuda a crear un ambiente más desasosegante a la narración, aunque también traba un poco el ritmo.
Sin que se pueda contar demasiado de la historia para no estropear ningún giro inesperado, destacaré tan solo lo bien planteados que están los personajes, que sin apenas saber nada de ellos quedan suficientemente definidos para poder empatizar con ellos y que no caen en los prototipos predefinidos de las películas de slashers  como sería de prever.
Interesante y adictiva, no es tampoco una maravilla total, quedando a medio camino en muchos momentos (no es suficientemente aterradora, ni exageradamente claustrofóbica, ni definitivamente sorprendente), pero cumple su cometido con sinceridad, entreteniendo con inteligencia y culminando en un final que, aunque pudiera parecer previsible, es coherente y diría que hasta redondo.
Suficientes alicientes para, por lo menos, darle una oportunidad (al menos es cine, no como ese anuncio de perfume de dos horas que se ha estrenado también este fin de semana) y seguirle la pista al tal Eubank.

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