jueves, 22 de enero de 2015

El comentario del mes: JUSTICIA BAJO SOSPECHA

Pocas veces un producto audiovisual he provocado tanto ruido y levantado tantas ampollas como el “Ciutat Morta” de Xapo Ortega y Xavier Artigas. Tanto ha sido el impacto social que ha provocado que creo valía la pena hacer una breve mención en el blog, por más que los documentales (y menos cuando su relevancia ha venido dada por la emisión en televisión, no en cines) no sean habituales por aquí.
Como desconozco el impacto que (de momento) ha tenido el asunto fuera de Cataluña voy a hacer un breve resumen de los hechos denunciados en el mismo.
El cuatro de febrero de 2006 se celebra una fiesta ilegal en una antigua sala de fiestas abandonada en Barcelona. Ante las denuncias por ruidos y otras molestias es necesaria la intervención policial, que es respondida por algunos vecinos con el arrojo de diversos objetos desde lo alto de sus balcones. La fatalidad quiso que una maceta impactara contra la cabeza de un guardia urbano que iba sin casco. Quedó en estado tetrapléjico.
El asunto terminó con varios detenidos, entre los que se encontraban tres chicos de ascendencia latina que, según la versión del documental (y que se da por buena ya que nadie del lado de las autoridades ha querido poner voz a su versión) fueron salvajemente torturados en comisaría, terminando en el Hospital del Mar de Badalona antes de su definitiva encarcelación pese a que ellos aseguraban no saber nada del policía herido.
Como si de un guion dirigido por David Fincher se tratase, la tragedia se empeña en acentuar su presencia cuando una pareja de amigos tienen una caída en bicicleta en otro lugar de la ciudad y terminan siendo atendidos en el mismo hospital. Ella, Patricia Heras, cumplía con una estética “dark” (que no tiene nada que ver con ser okupa pero a muchos les da lo mismo) y al verla unos de los policías le requiere el móvil antes de detenerla. Más casualidades macabras: la chica solía acudir a un bar llamado “El bate”. El último mensaje que había escrito en su móvil era una propuesta para quedar con unos amigos que decía, jocosamente: “¿quedamos esta noche para batear?”. Las evidencias son claras: la “okupa” de pintas raras iba armada con un bate a la fiesta a aporrear policías. No hay duda alguna y parece una pérdida de tiempo molestarse en comprobar la versión (si es que se molestó alguien en escucharla) de la bicicleta. Resultado: dos chicos más “pádentro”.
Pese a que el suceso apareció en los medios de comunicación no tuvo apenas relevancia, un charquito más en medio de la marea de noticias de los informativos, y nada volvió a saber el pueblo de Patricia y el resto de detenidos. Nada hasta que Ortega y Artigas consiguieron autofinanciar Ciutat Morta, descubriéndonos que los detenidos pasaron entre dos y tres años de prisión, que nada se supo de una maceta porque “alguien” ordeno una salida especial de los vehículos de limpieza de BCNeta al lugar de los hechos, destruyendo las pruebas, que la juez del caso parecía sentenciar antes de escuchar las versiones, que si el caso hubiese terminado sin unos “culpables claros” la responsabilidad debería caer en el Ayuntamiento, dueña del local abandonado, que ahora quedan por pagar indemnizaciones millonarias y, sobre todo, que Patricia –que se nos muestra como una poeta urbana de gran sensibilidad (oscura, eso sí)- terminó suicidándose.
Toda una red de conjuras y ocultación de pruebas, de trapos sucios escondidos de mala manera por las autoridades debajo de la alfombra y un fenómeno que –gracias principalmente a Internet- ha corrido como la pólvora.
Puede que sea un caso aislado pero no lo parece. Y ahora todos los ciudadanos clamamos en favor de la justicia de un caso de debe ser reabierto y esclarecido. Por la trasparencia política, por el fin de los abusos policiales, por la justicia hacia los chicos condenados, por el derecho a la familia del policía agredido a saber la verdad y, sobre todo, por Patricia. Y aunque tampoco es justo juzgar a los “presuntos responsables” tal y como ellos juzgaron a unos chicos por su aspecto u origen, lo cierto es que siempre se ha dicho que quien calla otorga. Y el silencio de las autoridades durante todo este tiempo es, cuanto menos sospechoso.
Ciudad muerta corresponde a uno de los textos que Patricia escribió en su poético diario, pero también es una canción de Loquillo en la que, crítico siempre con la ciudad condal, dice:

“En esta ciudad comprendes la verdad cuando ya estás muerto,
en esta ciudad de grito y decepción, de pena y de miedo,
en esta ciudad la aventura es huir y la acción un sueño, 
en esta ciudad asciende el impostor y se derrumba el bueno (…)
en esta ciudad, en esta ciudad muerta”.

Terrible premonición.
Finalizo aplaudiendo el sueño de los autores por descubrir una realidad oculta y callada por las administraciones, demostrando que a veces la voluntad puede más que las trabas económicas y la falta de apoyo de las televisiones, celebrando que la conciencia social se sepa activar de vez en cuando y confirmando que, en ocasiones, la era de Internet si es una era de comunicación, ya que el éxito de Ciutat Morta es también el éxito de twitter y semejantes.
El documental traerá consecuencias, desde luego, Aquí, todo el mundo habló de ello y su emisión en el canal secundario de Cataluña batió records de audiencia. Ahora, todo el mundo sabe que sucedió el 4F, ahora ya nadie podrá callar las voces de protesta.

Aunque los que deben hablar sigan sin hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario