lunes, 29 de diciembre de 2014

STAND BY ME. DORAEMON (2d10)

Poco tiempo voy a perder con esta reseña. Antes de empezar voy a confesar algo: no tenía ni el más mínimo interés para ver esta peli. Pero estrenos en cartel de tan larga duración como Exodus, El Hobbit o Invencible hace que sea difícil cuadrar horarios y para estar pasando frío mientras espero a que empiece mi peli pues…  Mejor ver esto que nada, ¿no?
Pues casi que no.
Aunque no soy un gran fan de la serie he visto varios episodios. Y me he reído con ellos. Pero este capítulo alargado del gato robot del futuro es sencillamente infumable. Desde su conversión espantosa a 3D que deriva en una animación de vergüenza ajena para los tiempos que corren, una historia con algún momento divertido por muchos dramáticos, un Nobita especialmente imbécil e insoportable y un argumento con viajes futuristas que se pasan por donde yo sé las paradojas temporales (¿no te habrás copiado Interstellar de aquí, Christopher Nolan?), pues… ¿qué quieren que les diga? Que no hay por dónde agarrarla.
Dice IMDb que dura 95’, pero a mí se me hizo eterna. Y acepto que haber visto poco antes Big hero 6 pueda ayudar a que, por comparación, la encuentre horrible, pero es que me pareció tan mala que ni para dormir me sirvió.
Para colmo, termina la película con un video musical (quizá lo mejor de todo) y, antes de los créditos finales, ¡¡¡aparece el anuncio de un juguete de Doraemon!!! El colmo de la vergüenza.
Pero no sólo podemos culpar a los japoneses de este bodrio que no recomendaría a ningún niño a no ser que quiera salir con el cerebro acartonado, también la distribuidora española tiene tela con el asunto. Porque permitir que Alaska y Mario Vaquerizo participen en el doblaje es casi un asesinato al sentido común, logrando que doblajes catastróficos míticos como El resplandor o Escuela de Rock parezcan magistrales.
Un truño. No hay más que decir.

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