lunes, 13 de octubre de 2014

SITGES 2014. CEREMONIA DE CLAUSURA: BURYING THE EX

Todo lo bueno se tiene que terminar, y el Festival de Sitges no iba a ser una excepción. Tras apoyar mis últimos minutos libres visitando por fin la exposición sobre REC (mañana también la tengo libre, pero en algún momento tendré que dormir, digo yo), me dirijo a presenciar la ceremonia de clausura del Festival.
No voy a dar la lista completa de premiados porque la podéis encontrar fácilmente en la misma web del Festival y porque son tantos premios que ni yo mismo me aclaro. En resumen, que la que más ha gustado ha sido I, origins, que la de The Babadook también ha convencido y que el premio del público ha sido para mí candidata neozelandesa (al menos he acertado una).
La ceremonia, por más que han tratado de introducir algún gag, ha sido larga y aburrida, con Ángel Salas reciclando el discurso de la Inaugural y con mucho enchufado agradeciendo premios que ni eran para ellos. No podía faltar el toque catalanista reivindicativo.
Pero el momento cumbre de verdad ha sido con la subida al escenario del gran Joe Dante y el veterano Dick Miller, que horas antes habían sido homenajeados por toda su trayectoria celebrando la ocasión con la protección de la que son duda fue las obras cumbre de ambos, Gremlins. De nuevo sobre el escenario, Dante se mostró cercano y buen conocedor de la dicotomía del Festival en la presentación de su nueva película.
Burying the ex es una divertida comedia muy negra y que, como toda la trayectoria de Dante, rezuma espíritu ochentero por doquier, sobre una pareja joven que, enamorados, prometen estar siempre uno junto al otro. Pero el tiempo y las abismales diferencias de caracteres terminan haciendo mella hasta el punto de que él toma conciencia de que para poder ser felices deben separarse y el día que queda con ella en un parque para cortar la muchacha muere atropellada. Pero esto no supondrá el fin de la relación pues la difunta, decidida a cumplir su promesa, regresa de entre los muertos para seguir eternamente junto a su amor. Gamberra y cachonda, Dante ofrece a sus fans justo lo que se espera de él, una hora y media de risas y aplausos con chorros de hemoglobina y amputaciones aptas para todos los públicos y una frescura que ya quisieran para sí muchos realizadores jóvenes que en su afán por romper moldes terminan conjugando aburrimiento y pedantería. Dante no inventa nada, ni falta que le  hace...

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