lunes, 22 de septiembre de 2014

SI DECIDO QUEDARME (4d10)

Antes de entrar en lo que es el análisis propio de la película, el visionado de la misma me surgió una reflexión que quiero compartir con vosotros.
Si tenemos en cuenta que una película se filma siempre con la intención de cumplir un objetivo, ¿la consecución de este es el que determina su calidad? Lo diré de otra manera: si una comedia es aparentemente muy mala (está mal dirigida, los actores son patéticos y el guion de lo más absurdo posible) pero nos hace reírnos hasta tener agujetas en la mandíbula, ¿debemos replantearon la acusación de película mala?
Y es que Si decido quedarme es, en apariencia, una película mala. Los actores (porque, aunque no lo parezca, actúa más gente que Chloë Grace Moretz, casi omnipresente en todas las escenas) no están mal y el director, sin realizar ningún alarde visual, no desentona. Pero la historia flojea por todas partes. El ritmo está mal calibrado y el montaje paralelo entre dos momentos temporales no ayudan demasiado. Y, lo que es peor, resulta soberanamente aburrida.
Sin embargo, esta claro desde el principio que busca un objetivo único: hacer llorar. Y ese objetivo se cumple. Aún pese a estar medio vacía la sala en la que estuve, noté a mi alrededor el sonido de contención de lágrimas, el tráfico de cleenex y las miradas avergonzadas al encenderse las luces. Así, ¿tengo derecho a condenar la película?
El caso es que estamos ante la historia de Mia Hall, una muchacha que se siente como pez fuera del agua al ser una enamorada de Beethoven y del chelo en una familia dominada por el rock más puro, que se coronará con el enamoramiento total y absoluto del líder de una banda ascendente en el mundillo musical local. Pero todo cambiará cuando un accidente de coche amenace con sesgar las vidas de los cuatro componentes del núcleo familiar (hay también un hermano pequeño). Entonces, el espíritu de Mia escapa de su cuerpo y, como si en una variante ñoña de Ghost se tratase, verá en primera persona todos los sufrimientos que el accidente ha provocado en sus seres queridos a la par que irá recordando sus amoríos y desengaños con su adorado Adam.
Basada en una novela (¡cómo no!) de una tal Gayle Forman, se trata de un drama muy dramático que pretende ir en la línea de Bajo la misma estrella (la chica inadaptada pero talentosa, el amor adolescentemente empalagoso, los diálogos pretendiendo ser brillantes que rozan la pedantería…) pero que no tiene la chispa ni la agudeza de aquella, por lo que logra hacer sufrir pero no conmover ni seducir.
Pese a contar con algún secundario de lujo como Mireille Enos o Stacy Keach, Chloë Grace Moretz es la estrella absoluta de la función, quien carga con todo el peso y la responsabilidad (para bien o para mal) y que pese a esforzarse lo máximo no es presencia suficiente como para evitar que su tragedia se nos antoje eterna y hastiante.
Si decido quedarme es aburrida, cansina y lenta, y para colmo de males, en su edición española (desconozco si los responsables proceden de los USA o si es cosa nuestra) nos medio spoilean el final (previsible por otro lado) en la misma concepción del título.
Hay mucho sufrimiento y dolor. Tanto, que llega un momento que empezamos a insensibilizarnos, que cada mala noticia nos la tomamos con un “¡anda ya!” y casi nos empieza a dejar de importar el destino de los protagonistas.
Pero, pese a todo, hace llorar. ¿Es eso suficiente? Yo creo que no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario