sábado, 8 de marzo de 2014

THE GRANDMASTER * (4d10)

Tuve hace años un profesor de guion que me decía que las películas de lucha tenían el mismo esquema del cine pornográfico. Aparece una gente y… pelea (o sexo). Dicen algo y… pelea (o sexo). Ocurre algo intrascendente y… pelea (o sexo). Y así hasta el final.
Esta sería una buena definición de The Grandmaster, la supuesta biografía de Ip Man, maestro de Kung Fu que terminó ilustrando al mismísimo Bruce Lee (el cual, por cierto, no aparece en el film).
Esa es la excusa para machacarnos visualmente con una interminable multitud de peleas muy bien coreografiadas y con una estética hermosa e impecable pero a la postre agotadoras que evaden al espectador medio de la historia (y cuyos saltos en el tiempo no ayudan demasiado, que digamos), provocando que nos perdamos en sus ramificaciones o que, simplemente, nos importe un pepino lo que les pase a los protagonistas.
Siempre he defendido que para que una película pueda ser considerada buena debe ser accesible para todo tipo de público, no solo para el incondicional del género, sea un western, un drama o una comedia. Según mi teoría, dudo que nadie que sea un apasionado de las artes marciales sienta el menor interés por esta historia repleta de acrobacias imposibles y sentencias sacadas de galletitas de la suerte que no me seducen en ningún momento.
Pese a contar con grandes actores de su país, The Grandmaster fracasa a la hora de traspasar fronteras, siendo un simple álbum de bonitas fotografías y poco más.

No conocía la historia de Ip Man. Después de ver la película, sigo sin conocerla.

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