Perdonadme por empezar con
un chiste tan fácil como malo, pero digo yo que el exorcismo este no era tan
último como prometían, ¿no? Y como se suele decir: y lo que te rondaré, morena.
Bromas aparte debo
confesar que quizá no sea totalmente objetivo a la hora de reseñar esta película
ya que, aunque no puedo decir que no me gusten las películas de terror (siempre
he pensado que si una película es buena el género no importa) sí que estoy ya un
poco hastiado de esta moda de exorcismos y parapsicólogos baratos que han
sustituido a los slashers de los ochenta al amparo sobre todo de los inventos
baratos pero mega rentables de James Wan y sus amigos. Además, para más inri,
me atrevo con esta secuela sin haber visto la primera, pensando que como
sucedía con Exorcismo en Georgia,
no tendrían nada en común. Craso error, aunque por fortuna es tan aburrida esta
película que no tuve problema en recurrir a la fiel wikipedia durante la
proyección para saber de qué iba el rollo este.
Por lo visto, la primera
parte pertenece al sobreexplotado subgénero del metraje encontrado, y con la
excusa de un documental sobre exorcismos la cosa deriva en una marcianada con
sectas satánicas por medio. Algo muy raro todo y que iba a acabar como el
Rosario de la Aurora, pero que sonaba ligeramente original (verlo trasladado a
la pantalla posiblemente sea ya harina de otro costal).
El caso es que para esta
secuela pasan totalmente de las cámaras de video y de forma totalmente
convencional seguimos los pasos de la chica superviviente de la paranoia
aquella que, naturalmente, no acaba muy bien de la cabeza y es llevada a un
hogar de acogida donde durante media película la veremos interactuar con otras
chicas, trabajar, tontear con un chico... cosas así, insoportablemente aburrido
todo por más que quieran meter algún sustillo por medio para hacerte saltar de
la butaca (y si el que salta es el de al lado, al menos sirve para
despertarte). Entonces de repente alguien se acuerda de que esto es una pel
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i de miedo y pisa el
acelerador, pero ya es tarde para arreglar lo que no tiene arreglo, por más que
lo que queda por ver sea tan bizarro que recuerde a un cruce entre Carrie y la niña de Ojos de fuego, con un final que obliga a pensar en una tercera
película que de seguir por estos derroteros debería ser más de acción que de
terror, una especie de Resident Evil
con niñas poseídas en lugar de zombies.
Así, El último exorcismo 2 es un bodrio total donde sólo se salva la
interpretación de la protagonista, Ashley Bell, que o bien va sobrada de
talento en comparación con los responsables de esta película o bien para las
escenas de horror la motivaban con el guion de El último exorcismo 3.
Del director mejor ni
hablo, porque ni sé quién es (ni yo ni nadie) ni quiero saberlo.
James Wan, nunca nos
podrás compensar por tanto mal que has hecho.
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