miércoles, 31 de julio de 2013

AHORA ME VES... (7d10)

Curioso el título de esta película que hace referencia a las populares frases que usaban los prestidigitadores para embaucar a su público durante sus juegos de manos. “Nada por aquí, nada por allí”, decían, o “ahora lo ves, ahora no lo ves”. Cosas así. Y de esto va la película, de juegos de ilusionismo, trucos (nada baratos) de magia al servicio del más puro concepto de espectáculo.
“Señoras y señores: ¡presten atención! ¡Acérquense más, por favor! Observen: en una mano sujeto a David Copperfield. En la otra están los chicos de Ocean’s Eleven. Unos toques mágicos y… ¡voilà!”
Y esto es Ahora me ves…: un reparto impactante y distinguido que juegan a combinar magia con pirotecnia, imitando al mago que hizo desaparecer a la Estatua de la Libertad ante miles de testigos. Pero el fin oculto, claro está, no es lo que parece a simple vista.
Lo explicaré un poco mejor: un cuarteto de magos especializado en diversos estilos (J. Daniel Atlas –Jesse Eisenberg- el ilusionista, Henley Reeves –Isla Fisher- la escapista, Merritt McKinley –Woody Harrelson- el mentalista y Jack Wilder -Dave Franco- el prestidigitador) son reunidos por una figura misteriosa y forman un grupo llamado Los cuatro Jinetes, que bajo el amparo del magnate Arthur Tressler (Michael Caine), debutan en Las Vegas con el asombroso truco de robar un banco en directo. Un banco que, para más inri, está en Francia. Naturalmente, la policía no se quedará de brazos cruzados y encargan la investigación a Dylan Rhodes (Mark Ruffalo), que hará equipo con la agente de la Interpol  Alma Dray (Mélanie Laurent) mientras recibirán la ayuda (o la interferencia, nunca se sabe) de Thaddeus Bradley (Moorgan freeman), un mago retirado que tiene un famoso programa en Internet en el que se dedica a desenmascarar a otros artistas del ramo.
Algunas voces críticas han calificado esta película como una tontería; bien filmada, pero tontería al fin y al cabo; a lo que yo respondo: ¿es la magia una tontería? Cuando vemos a un tipo trajeado hacer desaparecer un conejo de su chistera, o atravesar con espadas a su hermosa ayudante, o cuando el gran Juan Tamariz adivina la carta en la que estamos pensando… ¿es una tontería? Sí, por supuesto. La magia no existe. Al menos, no a ese nivel.  Es evidente que si alguien tuviese el poder de leer la mente tendría metas más ambiciosas que la de entretener a un puñado de embobados espectadores pero… ¿acaso no los contemplamos boquiabiertos, estrujándonos los sesos para tratar de adivinar el truco o incluso compramos a nuestros niños juegos de mesa para que los imiten? ¿Es eso una tontería?
Dirigida por Louis Leterrier (me gustó El increíble Hulk pero algo menos Furia de Titanes), la película no plantea una trama excesivamente inteligente, ni fuerza al espectador a devanarse los sesos. No plantea cuestiones éticas ni reflexiona sobre la sociedad actual. Tampoco lo pretende. Es un espectáculo, un divertimento de verano, una fantasía muy bien interpretada (curioso que dos monstruos de la pantalla como Freeman y Caine no hayan compartido plano nunca, aunque sí cartel en la trilogía del Caballero Oscuro) por actores tan variopintos como efectivos (Jesse Eisenberg crece en cada película, logrando personajes tan diferentes como el patético Columbus de Bienvenido a Zombieland –donde coincidía ya con Harrelson-, el frío y distante Mark Zuckerberg en La Red Social o el embaucador que aquí nos ocupa). La dirección es espectacular, con virtuosos movimientos de cámara que resaltan la grandilocuencia de los Cuatro Jinetes  y un ritmo trepidante acompañado de una música casi omnipresente que acentúa el misterio y la emoción, y con un montón de malabarismos que nos distraerán del punto de la pantalla en la que se descubre el truco. Quizá cuando pasen unos meses hayamos olvidado completamente esta película, pero durante las dos horas que dura no podremos ni parpadear un segundo por miedo a perdernos algo.
En el fondo todo es un engaño, una patraña camuflada bajo la apariencia de un bonito regalo. Pero a veces es divertido dejarse engañar, ¿no?

Sí, posiblemente Ahora me ves… sea una tontería. Tanto como cualquier buen truco de magia. Al fin y al cabo, por algo dicen que el cine es magia.

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