domingo, 17 de marzo de 2013

JACK, EL CAZAGIGANTES (5d10)

Seguimos explotando el mundo de los cuentos infantiles en pantalla grande (y lo que nos queda). En este caso le toca turno al cuento conocido en España como Las habichuelas mágicas, que en manos de Bryan Singer (curioso, el otro día hablaba de un cuento versionado por el director de Spider-man, ahora se trata del director de X-men) se transforma en una historia bélica con aroma al Señor de los Anillos (muy de andar por casa, eso sí) en la que Jack, un pastor huérfano, recibe unas semillas que, al ser plantadas, le abre las puertas a un reino misterioso oculto entre las nubes donde habitan los gigantes, una raza que años atrás estuvo en guerra con los humanos. Para que Jack pueda pasar de pastor a héroe es necesario una princesa secuestrada, claro está, y el muchacho (acompañado por un  escuadrón de soldados del rey) accederá a ese mundo temible en pos del rescate, aunque provocando con ello que la guerra se reanude después de tantos años de paz. Como veis, un enfoque algo diferente a la historia que leímos siendo niños, pero necesario para dotar a la película de la espectacularidad que precisa toda gran superproducción. Una superproducción, por cierto, que se dice va a ser un rotundo fracaso económico, en vista de los primeros resultados de taquilla, aunque ya sabemos que, después de la recaudación internacional, el DVD y la televisión la cosa no será para tanto.
Lo cierto es que no ha acabado de entusiasmar este cuento pese a contar con algunas figuras importantes dentro de su reparto, como es el caso de Ewan McGregor (al que este rodaje le habrá parecido unas vacaciones después de Lo imposible) como el general que encabeza el rescate de la princesa, una interpretación acomodada y muy alejada de sus mejores momentos. Tenemos también a Stanley Tucci, un gran actor que combina a su antojo películas de gran calidad con productos más comerciales, como es este caso.  Completando el póker de ases están Ian McShade  (que ya estuvo en Blancanieves y la leyenda del cazador) y a Bill Nighy (genial comediante británico, aunque siempre será recordado como el villano de Underworld). Supongo que ya habréis detectado el principal problema, y es que todavía no he nombrado a ninguno de los dos protagonistas. Y es que si al menos a Nicholas Hoult lo vimos en X-men: primera generación (aunque a media película desaparece bajo el maquillaje de la Bestia) y tiene un estreno en lista de espera interpretando a un zombi enamorado (??), a Eleanor Tomlinson, que interpreta a la princesa, no se le conoce ningún papel relevante hasta la fecha. Demasiada debilidad interpretativa en los papeles más importantes, me temo.

Pero no son solo sus protagonistas los que lacran esta película, sino que a la saturación de cuentos que sufren nuestras pantallas de cine hay que añadir además la saturación de efectos digitales que sufre este Jack, el cazagigantes. Hay un exceso tal de gigantes infográficos que en ningún momento te permite entrar en la historia ya que, reconozcámoslo, la calidad de estos seres distan mucho de los que aparecen en producciones mucho más cuidadas como las sagas del Señor de los Anillos o Harry Potter. Todo en Jack, el cazagigantes es artificial, desde las cascadas de agua hasta las llamaradas de fuego, y se nota demasiado como para poder disfrutar de una historia que, por otra parte, no es para echar cohetes. ¿Entretiene? Sí, para que lo vamos a negar, pero siempre rozando unos mínimos que la alejan mucho de las expectativas que se pudieron crear o del dinero invertido. Y además, la fecha elegida para su estreno va a hacer que sea constantemente comparada con Oz, un mundo de fantasía. Y en esa comparativa la cinta de Raimi es la que se lleva el gato al agua.

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