sábado, 30 de marzo de 2013

G.I.JOE, LA VENGANZA (5d10)


¿No os ha pasado alguna vez que veis un tostón de película y cuando anuncian la secuela pensáis: “peor no puede ser"? Luego la estrenan y os dais cuenta no solo de que sí podía ser peor sino que la primera no era tan mala. Eso me pasó con Furia de Titanes y me ha vuelto a suceder ahora con los soldaditos de la juguetera Hasbro. Tras revisionar en video la película de Stephen Sommers he descubierto que era mucho más entretenida de lo que pensé tras verla en cines en 2009 y que las escenas de acción tenían un ritmo mucho más trepidante y divertido que las de su secuela. Y eso que una de las cosas que más se ha publicitado de esta continuación son sus guionistas, Rhett Reese y Paul Wernick, ese dúo dinámico elevado a los altares por el libreto de Bienvenidos a Zombieland pero que aquí no hacen gala de la chispa y el ingenio que contenía aquel divertido apocalipsis zombie.
Tampoco Jon M. Chu (un tipo especializado hasta ahora en mamarrachadas tipo Step Up, Street dance y cosas así) le llega a la suela de los zapatos a Sommers, director caído en desgracia pero con las dos primeras películas de La Momia y Van Helsing (que pese a todos sus excesos a mí me sigue pareciendo una buena película) en su haber.
Quizá en lo único que gana la película es en su apartado interpretativo. Pese a echarse en falta la ausencia del gran Dennis Quaid y que la tal Adrianne Palicki no esté a la altura, no posee ni su belleza ni su carisma, de Sienna Miller, la sustitución como protagonista del papanatas Channing Tatum en favor del limitado pero siempre efectivo Dwayne Johnson y, sobretodo, la siempre celebrada presencia de Bruce Willis, con un papel más importante de lo que se podía intuir, auguran una fiesta de acción y despiporre que, si bien no, nos entretenga un buen par de horas.

Sin embargo el guion es demasiado plano incluso para tratarse de un film palomitero de acción, la prematura muerte de Duke descoloca un poco, y las secuencias de acción son muy confusas y precipitadas. Quizá demasiado lastrados por un argumento heredado de la primera película (los G.I.Joe son eliminados y los pocos supervivientes deben actuar furtivamente para desenmascarar al farsante que ha usurpado la casa blanca), se echa en falta algunos de esos gadges molones de la primera peli, como los trajes potenciadores y las motos, los nanorobots capaces de "comerse" a la torre Eiffel o el homenaje a Star Wars en plan acuático del final. Incluso el elemento dramático estaba mejor retratado. En lugar de eso nos debemos conformar con la calidad interpretativa de Jonathan Pryce (viéndolo, uno se pregunta cómo lo han engañado para hacer esta peli) y las escenas de Willis, al cual le han dado manga ancha para hacer de las suyas y emular a un McClaine mucho más McClaine que el propio McClaine de La Jungla: un buen día para morir.

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